IX

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Baekhyun juntó sus labios, mordisqueándose el inferior levemente. Le gustaba demasiado que le mirase así, como si le estuviera comiendo con los ojos, pero no quería ser tan evidente y suspirar  como el cuerpo le pedía, así que intentó contenerse. Porque a pesar de todo Sehun era un capullo con él y no quería que ganara a nada ¿verdad?

Sehun apoyó la camiseta limpia en su hombro y cuando sus manos estuvieron libres, se pegaron a las caderas de Baekhyun, acercándole hasta su cuerpo de un tirón y llevando su boca hasta una de sus orejas, dejando un beso en ella. Baekhyun se estremeció de inmediato, le recorrió un escalofrío al verle así de repente.

— Dime... ¿Qué sentiste cuando te dio Chanyeol la mano...? ¿También suspiras así por él? — dijo en voz muy baja, Baekhyun quiso girarse para hablar, mirándole directamente. Quería ver sus ojos.
Apenas pudo intentarlo, pues Sehun le apretó más contra él, probablemente dejando marcas de sus dedos sobre la piel de Baekhyun por la fuerza que estaba usando. Baekhyun se encogió, escondiéndose en su cuello y abriendo su boca para dejar escapar un obsceno suspiro desde su garganta. Podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo y lo rojo que estaría por todas partes, y la boca de Sehun hablándole así y dejando besos en su oreja no ayudaba.

— No... No.

— ¿No querías que nadie viera las marcas que te hago? ¿Preferirías que fueran de Chanyeol?

Baekhyun negó con la cabeza repetidas veces y volvió a apretar sus labios con más fuerza, Sehun había bajado sus manos hasta su trasero, apretándolo desde abajo para controlar sus piernas y así, prácticamente todo su cuerpo, pegándose a él, haciendo especial fuerza con su entrepierna.
Baekhyun se abrazó a su cuello, acariciando su pelo, obligándole a juntar sus frentes. Quería besarle, pero necesitaba respirar por la boca para controlarse.

Sehun parecía querer una respuesta, intentando mantenerse firme, pero a él también se le estaba haciendo imposible controlarse viendo el rostro de Baekhyun a milímetros de él jadeando y cómo su cuerpo reaccionaba ante algo de roce.

— Responde.

Baekhyun se acercó a su boca, aún negando con la cabeza levemente, pegando sus labios a los contrarios y haciendo que chocaran al hablar.— Yo... Quería que fueras tú... Quiero tus marcas y quería que fuera tu mano... Pero no quiero que nadie más me vea... Así.

Sehun volvió a sonreír, sin dejar de mover sus ojos por cada centímetro de su rostro.— Eso es todo lo que quería escuchar. Buen chico.

Dicho esto, le dio un pequeño apretón a su trasero que hizo que Baekhyun arqueara la espalda, y le soltó. Luego le hizo subir los brazos para ponerle la camiseta de fútbol, que se veía gigantesca en él y le sujetó la barbilla para obligarle a mirarle. Primero quedó en silencio, como si estuviera pensativo, pero finalmente se acercó a robarle otro pequeño beso.

— Si tardamos mucho vendrán a buscarnos. Vamos.

Baekhyun relamió sus labios antes de sonreír. No sabía por qué pero cada vez que Sehun le besaba así sentía que había algo diferente en él, se sentía cálido y querido.

Baekhyun se giró para verse en el espejo a su izquierda y comprobar que su rostro no delataba lo que acababa de pasar entre ellos, y fue cuando se dio cuenta de que no era la camiseta de Chanyeol la que llevaba puesta.

— ¿Sehun? ¿Haces... algo mañana? — dijo en voz baja, casi sin pensar. Le confundía tanto su manera de ser que no podía controlarse a querer saber más y más.

Sehun, que estaba caminando frente a él hasta la salida, se paró de golpe para mirarle.

— ¿Por qué? ¿Quieres llevarme a una cita?

Baekhyun borró su pequeña sonrisa cuando escuchó su tono de voz sarcástico, sintió como un golpe a la realidad. Claro que quería llevarle a una cita. Quería pasear a su lado, sujetar sus grandes manos, darle abrazos y besos cuando quisiera. Pero no se lo iba a decir, y menos después de escucharle ser así otra vez.
Baekhyun se cruzó de brazos, mirándole confuso y enfadado al mismo tiempo.

— No. Era para devolverte tu puta camiseta, me has dado la tuya y no la de Chanyeol. Tendré que pedirle que me deje la suya...

No sabía con qué estaba jugando, pero quería intentarlo. No perdía nada, y ya que Sehun jugaba a ser dos personas diferentes, Baekhyun también podía.

Sehun soltó una risa socarrona mientras giraba su cuerpo completamente, rodando los ojos como si le hubiera dado igual las palabras del castaño, cuando podía verse la forma en la que tensaba la mandíbula que le había molestado.

— Te recojo a las siete en tu casa.

Dijo tras unos segundos analizando la expresión de Baekhyun. Antes de que volviera a girarse, Baekhyun se adelantó, colocándose frente a él, muy cerca.

— No. Eso no me sirve.

— ¿Y qué cojones quieres?

— Quiero que me digas "sí, Baekhyun, me encantaría salir contigo mañana, prometo no ser un capullo contigo".

Sehun soltó otra risa sarcástica, pero al ver la seriedad en los ojos de Baekhyun, volvió a verle.

— Estás de coña.

— Para nada.

— Hm. Te dije que te ponías guapo cuando mientes... — dijo en voz más grave, mientras se inclinaba, acercándose a la boca de Baekhyun. Éste tuvo que recaudar mucho valor en sí mismo para girar su rostro y hacerle besar su mejilla.

— Entonces... Entonces me voy.— dijo girándose él esta vez, dejando a Sehun sin beso por mucho que quisiera hacerlo también.

Pero por mucho que le gustara estos momentos, no quería soportar más que fuera un imbécil con él cuando a escondidas no podía quitarle las manos de encima e incluso se ponía celoso... ¿Por Chanyeol? ¿Acababa de pasar eso realmente?

Baekhyun salió de los vestuarios y se unió corriendo a su club, los del equipo ya se habían desviado de esa zona del gimnasio hasta las pistas del patio, y todo parecía volver a la normalidad.

— ¿Todo bien? — preguntó Kyungsoo, por un momento olvidó que había montado un espectáculo.

— Oh, sí, por supuesto, todo está bien. Tiré la otra, tenías razón, apestaba a productos tóxicos y esas cosas...

Cuando pareció escabullirse del problema, se centró de nuevo en el trabajo, pintando, recortando y pegando por ahí y por allá.

Tras un par de horas todo estaba listo, y Baekhyun mandó a los demás que fueran a descansar, pues ya era hora de comer. Él quería terminar de colgar un par de carteles por los pasillos del imstituto, publicidad para que todos los alumnos supieran cuándo era la semana de puertas abiertas.

Estaba colgando los últimos carteles, en el primer piso, cuando sintió que alguien le abrazaba desde atrás; que una mano acariciaba su vientre y olor conocido le envolvía, al mismo tiempo que le hacía cosquillas en su oreja al susurrar.— Joder, tú ganas. Quiero ir a una cita contigo y no seré un capullo. A las siete en punto.

CRUSH➣ sebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora