Yakov Feltsman tenía solo una regla como entrenador, bueno en realidad tenía muchas, pero la más importante era no entrenar más que betas, los alfas eran impulsivos, desafiantes y no seguían ordenes, con los omegas tampoco se metería pues no quería un incidente en alguna competencia por culpa de un omega tonto que olvido tomar sus supresores. Por eso mismo se sorprendió tanto de romper su regla de oro, aunque debía admitir que ese chico tenia talento, Víctor Nikiforov era un alfa con talento para el patinaje ademas de ser un alfa algo diferente a los que conocía, raras veces faltaba a las practicas y acataba las ordenes a la perfección (claro salvo las de NO CAMBIAR LOS SALTOS EN COMPETENCIA)
Sí ya había roto esa regla una vez ¿que mas daba una segunda? eso pensó cuando su amigo Nikolai le hablo de su pequeño nieto, un omega de solo 8 años con un gran potencial, más sin embargo los riesgos con un omega eran altos y latentes y así se lo hizo saber a Nikolai quien le aseguro que el celo de Yuri en un futuro no seria problema pues era de una clase de omegas muy extraña y casi extinta, los cuales solo activaban su celo en presencia de el alfa al cual estaban destinados, algunos jamas lo encontraban y pasaban sus vidas como betas mal clasificados, ya que no daban signos de su condición y no eran percibidos por ningún alfa.
Yuri Plisetsky paso a ser parte de los atletas entrenados por Yakov, claro que para no correr riesgos a partir de sus 12 años comenzó a tomar supresores, ademas de estar bajo la vigilancia de Víctor, quien con su protección de alfa no dejaba que nadie se acercara con otras intenciones al pequeño rubio.
-concéntrate Yuri, esta es una competencia importante- Yakov miraba al rubio que solo asentía sin dejar de prestar atención a sus redes sociales.
-claro, claro, lo haré bien- cada competencia era lo mismo, Yakov se preocupaba de más, al final siempre obtenía las mejores marcas y un lugar en el podio.
-¿tomaste tus supresores?- su entrenador lo miro esperando que dejara el teléfono de lado por un momento.
-Víctor y tu no dejan de molestar con eso, claro que los tomé- rodó los ojos con fastidio -¿si recuerdas que no sirven de nada cierto? es inútil que los tome si no soy omega normal- francamente odiaba esas cosas, sabían horrible y le daban sueño.
Ese fue otro año en el que Víctor se corono como campeón mundial, ya no era una sorpresa para nadie que en cualquier competencia en la que apareciera el ruso se llevaría la medalla de oro, algo que tampoco era sorpresa es que Yuri aseguraría un lugar en el podio, pero lo que si fue una sorpresa al menos para el rubio fue el hecho de ver en el hielo a otro tipo con su mismo nombre. Su debut como Senior debía ser el mejor de todos los tiempos, víctor haría su programa y arrasaría con todo en su primer competencia a ese nivel, así que lo ultimo que necesitaba era que lo confundieran con un perdedor, por eso al ver que el chico de gafas huía al baño luego de ver el marcador final, lo siguió.
Podía escucharlo sollozar en uno de los cubículos, era sumamente patético. Pateo a puerta con todas sus fuerzas en un intento de tirarla, lo cual asusto al chico que al salir se veía igual a un animal asustado solo que con los ojos hinchados por el llanto y la nariz roja.
-oye tu... haré mi debut como senior el próximo año, no se necesitan dos Yuris en el hielo- podía notar su nerviosismo y como temblaba de pies a cabeza -inútiles como tu deberían retirarse, BAKA!- era una de las pocas palabras que había aprendido en japones y le gustaba mucho.
Creía que con eso había solucionado el problema que era Yuri Katsuki, pero estaba muy equivocado, ya que en el banquete con el que se finaliza oficialmente la competencia paso algo que no tenia previsto y que le dejo algunas cosas claras.
Lo primero que entendió fue que el chico Japones era un omega que por idiota olvido sus supresores y armo toda una escena agracias a los inicios de su celo y en parte a la gran cantidad de alcohol que había bebido.
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Destinados
FanfictionEl hilo rojo del destino es aquel que te une con tu pareja perfecta, esta ahí aunque no lo veamos y podemos pasar años buscando sin encontrar el otro extremo, Yuri Plisetsky no piensa entregarse a nadie que no sea su pareja destinada ¿como lo sabrá...