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-Vamos a ser directos ; esto no es una simple historia. Va a sonar de locos pero ni de coña os tomaría el pelo. Osea, joder miraros, es poco decir que ahora mismo estoy cagado en los pantalones, pero bueno, será mejor que empiece...

Todo comenzó una noche de tormenta.


Recuerdo escuchar las gotas chocar contra el suelo de mi jardín esa noche, y curiosamente yo me debatía entre si emborracharme o matarme sentado frente la isla de mi salón, pero antes de que eso pasase alguien tocó al timbre. Me incomodé porque creía que eran unos a los que les debo ciertos ''favores'', sí bueno ese es otro tema. Como ya dije me puse nervioso así que cogí la navaja que tenía cerca para guardarla en mi bolsillo ya abierta, quien sabe , por si acaso . Fui a abrir la puerta y allí le vi.

Qué diablos, no debí haberlo hecho pero abrí como un auténtico imbécil, allí se encontraba un repartidor de pizzas con el uniforme rojo y bastante bien abrigado, por no hablar de que estaba completamente empapado. En su mano tenía la caja de una pizza que YO NO HABÍA PEDIDO. Arqueé una ceja y le dije;

-Yo no he pedido eso, te has equivocado de casa.- Intenté cerrarle la puerta en las narices pero entonces el repartidor puso la mano para evitarlo.

-Está pagada ya, y esta es la dirección. No voy a buscar más.

La verdad no tuvo que seguir hablando, ya me había convencido. ¿Acaso no hay nada mejor que algo gratis? Bueno, vale, ya sigo.

Ese chico me parecía extraño, sobre todo por su forma de actuar, pensé que estaba cansado porque quién no lo estaría teniendo ese trabajo apestoso. Yo una vez fui un repartidor y aunque me echaron al día siguiente fue una experiencia horrible. Por eso que decidí aceptar la pizza.

- Está bien... pues... dame, ¿no?- Extendí mis manos hacia él. Pero él apartó la caja levemente.

-Necesito ver la documentación.

-¿Qué? ¿Para qué?

-No puedo verificar la entrega si antes no he visto la documentación.

-¡Pero si ni siquiera es esta la dirección!¿¡Qué te va a importar ver mi documentación o no!? Si ya estás haciendo las cosas mal termina de hacerlas igual de mal...

-Sin documentación no hay pizza.

Pensé un poco mientras este retrocedía e iba hacia la salida del jardín, entonces recordé que no había cenado y que el olor de la pizza me llamaba así que pobre de mi que lo detuve con una llamada.

-¡Eh eh! Espera... Ya voy joder, pero no te la lleves... espera. - Se detuvo. Yo entré pero cuando fui a por mi DNI y salí para entregárselo ya no estaba.- ¿Qué? ¿A dónde fu-..?! - Y alguien cerró la puerta de casa.- ¡EH! -Grité mientras oí como se echaba el pestillo desde dentro. Aquel tipo había entrado como si nada. ¿Y me había dejado fuera como un imbécil? Sí, lo hizo.

Intenté abrir una y otra vez la puerta pero había cerrado bien MIENTRAS QUE YO ME EMPAPABA POR LA LLUVIA.

Sólo me quedaba una opción, ir por la parte de atrás. No era muy difícil abrirla debido a lo rota que estaba, al menos desde dentro y sólo esperé que desde fuera también fuese igual de fácil. Rodeé corriendo las casas que convivían a mi lado pegadas unas a otras hasta que llegué a la parte trasera de la mía. Rápidmente traté de abrir la puerta pero ni forma. Estaba más atrancada por fuera que por dentro.

-¡Joder!- Grité dándole una patada a la puerta. Me hice daño, ¿saben? En ese momento recordé que ni había visto la moto del repartidor , no le di importancia porque pronto supuse que desde el principio todo había sido una farsa. Incluso empecé a dudar de la existencia de la pizza, esperaba que mi olfato no me hubiese fallado porque recordaba haber olido una puta pizza.

Estaba por tirarme de los pelos y llorar sobre los charcos. Vi encenderse una luz en el piso de arriba y sólo se me pasó por la cabeza ; trepa, sube, escala, llega hasta ahí y dale de hostias a ese maldito adolescente . Para empezar tenía cero ganas de que estuviese fisgoneando en mi casa. Harto a rabiar me sujeté fuerte a un bajante del canalón que había en la pared y traté de reptar por allí , agarrándome a todos lados, sin mencionar que casi todo resbalaba o que daba asco tocarlo por barro, agua y suciedad.

Cuando llegué a la ventana de mi destino me agarré a las rejas para no caer y observé el interior. La habitación estaba vacía pero la luz seguía encendida. El medio ambiente al carajo. Golpeé la ventana y grité.

-¡Abre la puta puerta!- Grité. Aunque yo tampoco me la habría abierto si me hubiese oído. Estaba gritando como un puto loco y colgando apenas de una ventana. Oí gritar a uno de mis vecinos;

-¡Cállate ya!¡Mis hijas están durmiendo!

-¡Calla HerALD! ¡A nadIE LE IMPORTA CUANTAS MATRICULAS DE HONOR TIENEN TUS HIJAS! ¿¡NO VES QUE ESTOY TRABAJANDO!? - Di golpes en la ventana esperando a que el ''ladrón'' regresase a la habitación para gritarle desde allí. Ladrón porque supuse que eso era lo que estaba haciendo en mi casa.

Pasado un rato entre alaridos de rabia en los que tan solo participaba yo mismo, bajé. Me senté en los húmedos escalones que habían frente a la puerta y estuve allí por horas. Creo que incluso llegué a dormirme durante unos pocos segundos hasta que escuché música rebotando entre mis tímpanos. ¿Venía del interior de mi casa? Me levanté sobresaltado y miré por la ventana de la cocina, en el interior había gente, ¡había gente como en una fiesta! ¡Bebiendo, bailando y comiendo lo primero que pillaban por la cocina!

Rápidamente salí disparado hacia la entrada delantera de mi casa, cuando llegué casi sin aliento esta estaba abierta de par en par , fuera la gente tenía vasos de plástico y cervezas en sus manos. Me tiré de los pelos , aquello parecía una puta broma. Entré acelerado y nada más hacerlo traté de coger todo lo ''decorativo'' y frágil de mi hogar que los desconocidos cogían entre sus manos para jugar con ello. Nada mas llevar la vista a la mesa pude observar un corrillo de personas gritando al unísono palabras de ánimo. Me acerqué allí con las manos repletas de mis preciados y delicados objetos pero al ver lo que sucedía estos cayeron al suelo. ¡Se estaban esnifando toda mi - ehm...bueno, mis polvos pica pica, ejem.

Vale ahora si que estaba metido en un buen lío, ahora sí que me iban a matar, como si ya no tuviese suficientes problemas. Traté de coger la bolsa de lo poco que quedaba pero me empujaron hasta echarme del corrillo así que no pude cogerla. Pronto recordé al repartidor y ya me dio todo igual, corriendo fui a buscarlo asomándome por todas las puertas pero ni rastro, subí a las habitaciones pero allí solo había gente tratando de enrollarse, los eché. Fui a mi estudio con la esperanza de que no hubiesen destrozado ninguna de mis obras pero el daño ya estaba hecho, ¡habían pintado mis figuras y cuadros! ¡¿Ahora cómo voy a vender eso?! Ni para arte abstracto, saben. El caso es que eché también a la gente de aquella habitación y cerré la puerta. Bajé las escaleras hacia el salón levemente iluminado por las luces de neón que se encontraban en mi pared y allí vi la espalda del maldito repartidor.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2018 ⏰

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