★Capítulo Único★

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    No existía nada más relajante en el mundo que nadar en un tranquilo, solitario y frío lago; sobre todo después de un largo día de tedioso trabajo. O al menos eso pensaba Guillermo, que se dirigía allí cada día, incluyendo fines de semana, para una zambullida vespertina que purgara todo el estrés que conllevaba llevar aquel trabajo de oficina. Muchos pensaran que el trabajo exhaustivo en un cubículo, con un jefe mandón e irritante es un cliché, pero todo cliché sale de una realidad y, probablemente, era la realidad de Guillermo. Además, era casi imposible no acudir a aquel lugar. A veces el chico se preguntaba porqué nunca había nadie ahí, siendo aquel lugar tan maravilloso y lleno de paz, que con solo observar a su alrededor bastaba para relajarse completamente. Pero Guillermo era una persona acuática, de esas que no pueden ver una playa o un río sin correr a meterse al agua; una de las razones por la cual había sido socorrista en el pasado, pero su familia insistía en que "eso no era un trabajo de verdad" y que "debía madurar ya". Al final acabó haciéndoles caso y siendo totalmente infeliz.

   Ese lugar le recordaba cuanto amaba nadar, moverse vagamente por el agua o simplemente dejar que la corriente llevase su cuerpo a alguna parte, aunque allí no había corriente. Se encontraba Guille en medio de aquel verde y cristalino lago, pensando en todo y en nada a la vez, observando su ropa y pertenencias situadas cerca de un arbusto de flores púrpura, el único del lugar. Sus amigos preferían disfrutar de la bebida y la música estruendosa, pero no le extrañaba en lo más mínimo que se aparecieran por ahí para llevarse su ropa y obligar al chico a salir desnudo. Si, Guillermo se encontraba desnudo y rezando porque nadie apareciese por aquellos lares, aunque nunca nadie lo hacia y al final terminaba por olvidar el tema. Aquel iba a ser un día un poco más diferente para Guille.

-Ostia tío, que lugar tan hermoso!- una aguda voz hizo sobresaltar a Guillermo, buscando de donde provenía - Vaya por dios, me a dado por hablar solo ahora.

El chico de misteriosa voz hizo aparición junto al mismo arbusto donde Guille había posicionado todas sus cosas, poniéndolo aún más nervioso si se podía.

-Oh vaya, no te había visto ahí, son estas tus cosas? - El pobre hombre se figuraba a sí mismo caminando desnudo hacia su casa; ese chico tenía toda la pinta de querer robarle los pocos objetos de valor que Guillermo traía consigo, o puede que sus nervios hayan exagerado un poco las desconocidas intenciones de aquel muchacho.

-Ehmm.. Si.... son mías- una mezcla de nervios e intento fallido de coraje se hacia notable en su voz, algo que hizo sonreír por un segundo a aquel chico misterioso que Guillermo comenzaba a encontrar apuesto.

-Te molestaría si dejo las mías junto a las tuyas? Siendo como soy tengo altas probabilidades de perderlas.- aquella pregunta había tomado por sorpresa al pelinegro que se encontraba en el agua. ¿Acaso pretendía entrar al lago?

-No..... Para nada.... No te preocupes- justo luego el misterioso chico le agradeció y comenzó a despojarse de su equipaje mayor. No parecía mal chico, puede que su medianamente espesa barba haya influido en el criterio de Guillermo al principio, pero ahora a segunda vista lucía incluso un poco elegante, o al menos eso veía.

-Está demasiado fría el agua?- la voz de aquel hombre había sacado a Guille de su trance de inspección visual

-No, así esta bien- respondió sin nervios esta vez. La desnudez repentina del chico había tomado por sorpresa a Guille completamente, quien no sabía como reaccionar.

-Te importa? Realmente hace calor- ¡Y vaya que empezaba a hacer calor! Los vapores le subían al pelinegro y se acumulaban en su rojiza cara, dejando en evidencia su clara reacción. Y es que era imposible para cualquier persona normal hacer caso omiso a aquel chico desnudo. Ese torso trabajado sin excesos, ese abdomen marcado y sus piernas tonificadas varonilmente era por lo que Guillermo se había matado en el gimnasio cada día desde hace 6 meses, logrando un avance mínimo con el que nadie estaría conforme. Era lo que todo hombre quería ser y toda chica quería poseer. En el caso de nuestro pelinegro, el quería ambas cosas, aunque no estaba del todo seguro todavía y era muy tímido para lanzarse.

The Lake/// One Shot WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora