For life

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Lay había llegado a China luego de un viaje en avión no tan largo. Extrañaba su tierra, hablar su idioma, sus abuelos. Pero es no se comparaba por lo que iba a extrañar a sus amigos y a Suhito. Lloraba de solo pensar que no lo podría ver más, faltaba mucho aún para el cumplir su mayoría de edad y volver a Corea y eso le dolía más. Por suerte, luego de tantas discusiones su madre convenció a su padre de dejarle el celular, ahí se podría comunicar con sus amigos pero los besos de Suho no pasarían por el celular.

Suho era hijo del presidente de Corea del Sur y podía hacer lo que sea y tenía dinero para lo que fuera peroLay no contaba con eso. A Lay no le interesaba el dinero de Suho y hasta olvidaba que era el hijo del presidente.

A pesar de hablar con sus amigos todos los días y con Suho diciéndole que no se preocupe, que lo amaba, que estarían juntos de nuevo. Lay solo lloraba sabiendo que no sería posible hasta que sea mayor y eso no es ahora.

Las vacaciones de Lay no serían igual sin sus amigos, sus cumpleaños sin Suhito iban a ser pura mierda. Lay no podía sentirse peor. El señor oveja era su único amigo ahora.

Suho también lloraba sin poder hacer nada. El quería ir allá mismo a China, buscar a su bebe y llevarlo lejos donde solo estén los dos pero no era el dueño del mundo como para hacer eso. Suho no se había enamorado cómo se enamoró de Lay y se dio cuenta que todo este tiempo todo fue perfecto. Esto fue como salir de una burbuja.

Sentía que le clavaban un cuchillo lentamente a sangre fría.
El cuchillo: no poder ver a Lay.
Sangre fría: no podía hacer nada.
Lentamente: el tiempo pasaba lento y era desesperante.

Solo habían pasado 2 días de la partida de Lay y ya estaba muriendo. Suho solo pensaba en sus pucheros, sus óyelos, sus ojitos semi cerrados, su piel blanca, su hermosa sonrisa.