Todas las noches.

313 7 11
                                    

Me levanto de mi sitio y me acerco al suyo saltando alegremente, ignorando completamente al profesor, y procurando que mi falda del uniforme no se suba. Ella está durmiendo con los brazos cruzados. La zarandeo.

-¡Deborah! – la llamo, pero me chotea y sigue durmiendo. La empujo, para que se caiga de su carpeta, pero antes de, ella se incorpora. Me mira mal, yo solo me siento en el puesto frente al suyo, el dueño falto hoy a clases.

-¿Qué quieres?

-Voy a contarte algo.

-¡Adivina qué! –Me regala la sonrisa más falsa que la he visto hacer- No me importa.

La miro con los ojos abierto, queriendo golpearla. Ignora las dagas imaginarias que le lanzo con los ojos y se hecha a dormir otra vez. Pero le jalo el cabello y le levanto la cabeza. Nos amamos muy agresivamente.

-No he cruzado medio asqueroso salón para que me chotees olímpicamente. Tonta.

-¡Pero tengo sueño! Además, el profesor está haciendo clase.

-Corrección: “Estaba”. Ahora está copiando, y con el tamaño de la pizarra… y lo lento que escribe… tiene para rato.

-¡Aj! Bueno -Apoya sus codos en la mesa y sostiene su cabeza con sus manos-. Habla.

-¡Sí! –Me acomodo en el sitio y la miro. –Imagina a tres chicos. Todos buenazos.

-Hm… Me gusta. –Me lanza una mirada de aprobación y me río.

-Bueno. Entonces, uno empieza a hablar…

<< “Piensen en alguien muy desordenado, alguien que deja sus cosas por cualquier lado, no ordena nada ni limpia sus cosas, que le da lo mismo si anda completamente asqueroso. Ella no es así, para nada. Ella es completamente lo opuesto a eso. Es una obsesiva del orden. Siempre limpia, siempre ordena, todo tiene un lugar específico… ¡Su despensa está ordenada en orden alfabético! Su locura alcanza niveles inimaginables.” Sus amigos casi podrían tener signos de interrogación en la cabeza. “Se baña tres veces al día, al levantarse, luego de almorzar y antes de dormir. Lo único entretenido que tiene es que, cuando no encuentra algo, se vuelve loca y busca en todos lados y destroza todo hasta que lo encuentra. –Sonríe –Hace como cuatro semanas, una amiga le pidió un perfume, ella lo olvidó y se mató buscándolo. Fue lo más divertido. Desde entonces le muevo todo.”.

“No deberías”

“Da lo mismo, aun así lo hago.”

“Bueno, a diferencia de ti, yo sí cumplo las reglas. Solo la cuido. ¿No habíamos quedado en que seguiríamos las estúpidas reglas?”

“Si son estúpidas, ¿por qué seguirlas?” Habla el otro chico. Solo por aclarar: el que aún no ha hablado.

“Porque las reglas se hacen por algo. ¿Te imaginas si supieran?”

“Un poco.”

“Da lo mismo, no le hago nada. ¿Acaso soy el único que no ha no no cumplido la promesa?

“No no cumplido –repite-. ¿En serio? ¿Por qué no cumplido solo y ya?”

“No sé.”

“¡Olvídenlo!” Habla el que habló primero. “No le haces nada porque eres un aburrido. Se supone que las reglas son para que no sepan de nosotros, pero ella no tiene ni idea que yo existo, así que no importa.”

“La reglas son para eso y para protegernos, idiota.”>>

-¿Qué reglas? –Me interrumpe Deborah.

El dueño de su alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora