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Karen entró al diminuto local de repostería, saludo con la mano a su amiga del mostrador mientras que con la otra tomaba a su pequeño hijo de 5 años. Sus tacones sonaban rigurosamente en el mármol llamando la atención de algunas personas, vestía un elegante traje con falda rosa mexicano y chaleco beis, por otro lado su hijo, Shawn, vestía el uniforme del colegio que consistía en un pantalón azul marino y una camisa blanca, está se encontraba manchada de dulce y chile que había comido a la hora del recreo.
—Julia ¿cómo estas amiga?
Julia era la mejor amiga de la universidad de Karen, y aunque habían estudiado diferentes carreras eso no les impidió conocerse en alguna fiesta de las que ofrecían los campus, ambas se entendían tan bien que desde el primer trago que compartieron fueron inseparables hasta el día de hoy con sus 29 años.
—De maravilla y por lo que veo tu está igual - sonrío desviando sus ojos al pequeño nene al lado de su amiga, tenía sus ojos rojos y algunos risos caían de su frente - ¡Oh! Pero, ¿qué le pasado a éste caballero?
A Shawn los ojos le volvieron a lagrimar, llevo su mano a la boca mordiendo un dedo y miró a su madre, casi como si le pidiera permiso para poder hablar. Ella le sonrío pero el negó y volvió a ver a Julia para después ver a donde se encontraban los deliciosos pastelillos, acto seguido volvió a verla con alguna esperanza, haciendo que riera.
— Oh vaya, creó que ya tengo la solución... ¡Kiara!
La pequeña nombrada y sólo unos cuantos meses menor que Shawn asomó su cabeza por la puerta de la cocina para poder preguntar que pasaba.
—Ven acá y trae lo que te acabo de enseñar.
Después de algunos minutos, la niña salió caminando un poco nerviosa, tenía un mandil celeste; más grande que ella haciendo que le llegará a las rodillas, de bajo tenía su blusa morada favorita con unos shorts y unos zapatos de charol gastados y en sus manos sostenía una bandeja llena de muffin's.
—Shawn ella es kiara - le comentó su madre cuando está llega a su lado.
— mi hija - Julia sacude sus hombros dándole ánimos - es la primera vez que los prepara, estoy segura que te querrá dar algunos.
Shawn no podía dejar de mirarla, sus ojos hacían una secuencia viendo los de ella y luego a las cosas deliciosas que tenía en sus manos, Kiara dio un paso más cerca de el a Shawn le brillaron lo ojos y toda tristeza desapareció cuando ella le regaló una pequeña sonrisa cohibida. Estiró la bandeja, a Shawn el pecho le brinco de felicidad y sin protestar tomó uno.
Era esponjosos y apachurrable, olía tan bien que hacían al estómago de Shawn gritar. Lo saboreo y sin dejar pasar un segundo más se lo llevo a la boca. Su lengua sufrió un explosión de sabor, cada mordisco le era como estar en un paraíso, disfrutaba de cada bocado ¡Era el niño más feliz del mundo! Comió todo, sin sesar y completamente extasiado. Kiara lo veía tan feliz, su sonrisa era enorme y de auténtica alegría y entonces Shawn se dio cuenta de algo:
Estaba enamorado... pero no sabía si estaba de los muffin's o de quien los había hecho.
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