II

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Jadeos ahogados provenían del joven estudiante, cerrando sus ojos extasiado a causa de los labios recorriendo su pecho, del cómo la lengua de su hyung se deslizaba entre sus pectorales lentamente.

— No he dicho que te detengas, Taeyong. — El cuerpo del nombrado tembló, erizándose por completo por la grave voz, el aliento golpeando su desnuda y húmeda piel.

Respiró profundamente, aferrándose de los hombros del americano, apretando sus piernas entorno a las caderas de él. Santo cielo, ¿en qué momento todo aquello había sucedido? No podía explicarlo, simplemente no había manera de querer detenerse, no con Johnny recorriendo su piel.

Minutos antes...

Por supuesto, comencemos desde el principio.

Seo palmeo sus muslos suavemente ante la curiosa mirada del pelirrojo, aquél que no lograba entender a qué se referían sus acciones, sus gestos y sus expresiones faciales tan neutras, de las cuales nunca había presenciado en alguien como él, Johnny Seo.

— ¿Qué esperas, Taeyong? — Preguntó sonriendo con inocencia. — ¿No confías en mí?

Con sus piernas temblorosas y evitando pronunciar una palabra, sabiendo que esta le traicionaría delatando su nerviosismo, se acercó al mayor dudoso y maldición, su cuerpo temblaba irremediablemente.

Johnny sonrió socarrón, satisfecho de cómo el joven había acabado sentado sobre su regazo y él, sin perder el tiempo, lo invitó a subirse a horcajadas, asumiendo a su menor que de aquella manera, el aprendizaje sería mucho más cómodo.

— Te haré tener tantas emociones, que te aseguro no olvidarás nada de esto. — La afilada mirada avellana se hallaba alzada contra la castaña oscura, sonriéndole casi de manera tranquilizadora.

No obstante, los oscuros ojos del pelirrojo se abrieron nerviosos cuando los dedos de su hyung se hallaban quitando cada botón de su camisa de vestir lentamente y él, por instinto, detuvo rápidamente la acción colocando ambas manos sobre las ajenas.

— ¿Qué-e... qué ha-ace? — Mordía su labio inferior, aferrando sus dedos a las muñecas contrarias.

— No te haré nada que no quieras, te lo prometo. — Una dulce sonrisa se extendió en los labios de Johnny Seo, nuevamente volviendo a ser el Johnny que Taeyong conocía y sintiendo como por aquél simple hecho podía respirar en calma, se relajó y sólo lo dejó continuar, sin saber realmente qué le esperaba.

Los ágiles dedos de Seo rápidamente desprendieron cada botón, abriendo de la prenda exponiendo por completo el torso del más joven, quien tan solo con gestos del americano, reaccionaba erizando su piel.

El índice del mayor tocó lentamente entre sus pectorales, causando como reacción inmediata que Lee respingara sobre su regazo, siendo consciente desde bajo del pequeño cuerpo, cómo su respiración se aceleraba conforme creaba imaginariamente, lo que Taeyong creía, la forma del corazón en su pecho.

— Primero... — Habló fuerte y claro, tocando suavemente el borde anterior del pectoral derecho de Taeyong. — ¿Qué hay aquí?

La respiración del joven aumentó considerablemente, nervioso y ansioso por los que podrían ser los siguientes movimientos de su hyung, sin embargo, mordiendo su índice a causa de sus emociones, respondió:

— La-a... vena cava inferior — Sintió el dedo deslizándose hacia arriba. — Ve-ena cava superior — Pequeños círculos el índice de Johnny realizaba sobre su pecho, aún sin perder la anterior orientación sobre la piel. — Aurícula derecha — Moviéndose unos centímetros por debajo de donde anteriormente tocaba, sintió el palpitar alocado del pelirrojo. — Ventrículo derecho.

해부 JohnYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora