Dead-line

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Yoongi era un universitario que seguía la carrera de música en busca de cumplir su sueño de poder pisar un escenario y cautivar a miles de personas con su piano.

Desde pequeño, Yoongi se había encariñado con ese gran instrumento de cuerda. Lo escuchaba casi cada día, cuando su madre practicaba hasta tarde en la noche o cuando su padre le contaba cuentos mientras sus manos se movían sobre esas teclas en blanco y negro que él tanto admiraba. Supo de inmediato que al crecer quería ser él el dueño de esas partituras y notas, y así fue como empeñó gran parte de su infancia en duras clases de piano, dando lo mejor de si.

A causa de sus constantes prácticas en casa, Yoongi creció como un niño solitario. Nunca salía a la calle a jugar con los otros niños como lo hacía su hermano, y en la escuela se escondía en la sala de música para seguir practicando con el piano.

Fue a los quince cuando conoció a quien con el tiempo se convertiría en su primer y mejor amigo.

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Sucedió durante una tarde de invierno, cuando muchos de los alumnos ya habían abandonado la escuela,  Yoongi se había vuelto a quedar a practicar en el aula de música, dejando sus ya expertos dedos empujar las notas hacia abajo para crear una de sus primeras melodías, siguiendo casi a ojos cerrados su nueva partitura. Absorbido completamente en su mundo, no se dio cuenta del chico moreno parado en la puerta de la clase, quien con curiosidad había sido cautivado y atraído hacia ese aula desde los fríos pasillos del establecimiento.

Las pálidas manos del mayor se movían como las brisas que soplaban en los días más blancos, suave y ágilmente, y el menor no pudo apartar sus ojos de la figura frente al piano. Solo fue cuando Yoongi abrió por un momento sus ojos que su cuerpo se paralizó de inmediato, deteniendo de golpe todo sonido en el lugar mientras observaba espantado a la figura frente a la salida.

Abrumado por la mirada del pálido, el desconocido susurró una disculpa por haber interrumpido tal obra de arte y desapareció entre los pasillos, dejando solo de fondo el sonido de sus rápidos pasos.

Esa fue la primera vez que lo vio.

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Al pasar de las semanas después de ese extraño encuentro, Yoongi aún pensaba en el chico de piel acaramelada y en su mirada llena de admiración. Creyó que volvería a verlo, que el desconocido volvería a visitarlo, pero no importaba cuanto esperase en el aula de música mientras tocaba el gran instrumento, no había rastro del chico. Después de un tiempo, el músico empezó a darse por vencido y sin saber cómo o por qué, la desaparición de ese muchacho había vuelto sus notas más tristes.

Durante una caminata por la mañana en solitario, Yoongi observaba los desnudos árboles cubiertos de blanco en busca de inspiración. Escuchaba con atención las pocas hojas zarandearse con el viento mientras caminaba por el parque, buscando entre tantos sonidos algo que pudiese ayudarle con su nueva partitura, pero no había tenido suerte. Dejando salir un suspiro frustrado, ajustó la bufanda que cubría su roja nariz y se dio la vuelta, dispuesto a salir de la zona y volver a acurrucarse a los pies de su termostato.

Caminando hacia la salida del parque, se detuvo un momento al escuchar murmullos, como si alguien tararease una canción. Discretamente y en silencio, se encaminó siguiendo la dulce voz y con cada paso que daba, el sonido se volvía más claro, dejando a Yoongi perplejo cuando reconoció su propia melodía.

Desde lejos pudo divisar el lago congelado que se volvía la principal atracción en invierno para los habitantes, sin embargo no habían niños ni parejas ni adultos a la vista, solo el cuerpo de un chico en patines dándole la espalda en medio de la pista. Escondiéndose un poco detrás de un árbol robusto, observó cómo al tener la cabeza agachada mientras murmuraba, el joven levantaba la mano y se deslizaba con elegancia por el hielo, dejando su rostro al descubierto. Yoongi reconoció al instante esos ojos achocolatados y prisionero de la belleza en esa danza sobre hielo, no se vio capaz de apartar los ojos.

From a person who will die in 3 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora