"Mirando con un profundo dolor en mi pecho la máscara rota que antes portaba con tanto orgullo para ti mientras salgo a buscarte nuevamente en nuestro jardín..."
Abandonado, completamente solo en este viejo castillo que se derrumba como lo nuestro...
Caminando entre lasdesgastadas paredes de este viejo castillo, me detengo frente a una de lasgrandes ventanas. En el cristal empañado, veo reflejada la sombra de misestúpidas alucinaciones; creo que te estás escondiendo ahí de mí. Me asusta laidea de que me mirarás sin mi máscara.
"Mi rostro nunca podré enseñarte..."
Me tranquilizo aldarme cuenta de que, otra vez, no estás ahí.
Las preguntas sedeslizan como serpientes venenosas en mi mente, llenando de preocupación mispensamientos y provocando un profundo dolor en mi pecho al recordarte. Cadasuspiro que escapa de mis labios lleva consigo un aire pesado, es tu recuerdoel que lo provoca.
Cada vez siento quemis visiones se vuelven más reales, más cercanas. Cada vez que te miro, deseoacercarme, pero retrocedo al recordar que no tengo mi máscara puesta. En uninstante fugaz, sentí cómo una ligera brisa acariciaba mi rostro, como sifueran tus caricias. Pero el miedo regresa al saber que no tengo mi máscara.
Saldrías corriendo alverme, horrorizada por el monstruo que fui. El mismo que te había enamorado yque te dejó por ser tan tonto. Quisiera salir y poder ir a buscarte, pero algome retiene en este castillo, que se derrumba como arena entre mis manos, unaprisión de mis propios miedos.
Dejando de lado laventana, reúno las fuerzas necesarias para salir a este jardín lleno deespinas.
"De nuevo esa flor azul que me recuerda a ti..."
¿Qué tiene deespecial esa flor? Es la única que no tiene espinas, la única que no me hierecada vez que toco su tallo. Creció en este jardín vacío y desolado, rodeado deespinas que me desgarran el alma.
Las demás flores, eltípico cliché, son rosas rojas, pero su belleza engañosa se convierte en undolor insoportable. Cada pétalo, una herida; cada aroma, un susurro de tupresencia. Me hace pensar que esas flores son yo, y tú, torpemente, corristehacia una de ellas, creyendo que era la más bella, deseando cuidarla yentregarle todo tu amor. Ignorabas que esa flor te sangraba las manos cada vezque intentabas acariciarla. El rojo carmesí de la rosa engañaba a tu vista,mezclando su color con tu sangre, y los pétalos cubrían un tallo lleno deespinas...
"Igual que mi máscara, que ahora está rota..."
Ya no sé cómo poderverte sin temer que me dejes, como yo lo hice. Aunque estemos atados a estemismo lugar, tú en mi jardín y yo en este castillo hecho de arena.
La flor azul quecrece tan ferozmente en este jardín te la daré a ti... ¿Por qué? Porque una vezte vi admirarla a escondidas, creías que no te observaba. Como siempre, meocultaba de ti. Ninguno de los dos se atreve a verse, mucho menos a encararse.
Es lamentable esto,es lamentable lo "nuestro", si es que alguna vez existió algo entre tú y yo. Nome quejo de ti; solo me quejo de lo insufrible que llegué a ser para ti. Yahora, aunque siento un dolor mucho menos fuerte que el que sufriste conmigo almentirte, estoy muriendo. Quizá soy un exagerado, pero así es como me siento.
Dejando atrás laventana, busco mi máscara. Un espejo roto está al lado de esta. No puedo verme;ni siquiera puedo recordar cómo luce mi verdadero rostro. He olvidado mireflejo y solo recuerdo el que había creado para mentirte.
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