Ahora

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-  La única diva soy yooooo!!!!

Esta soy yo, cantando a los cuatro vientos el Roast Your Self de La Divaza (obviamente) mientras suena a volumen 100 en mi coche de camino a casa. Parezco loca, la gente me mira cuando queda a mi altura en semáforo rojo, pero me da igual.

- Ay chama, estas pasada de marica...LA VERDAD QUE LA DIVAZA DE ANTES ME DABA MÁS RISA!!!!

No entiendo como puede tener 6M de suscriptores, se merece en mundo entero. Dios, ¿me habrán puesto algo en la bebida?

Cuando termino el trayecto, la canción, y entro por la puerta de mi piso, me tropiezo con un sobre del suelo. Me agacho para cogerlo, y veo que es de un remitente que no me suena de nada. Sin embargo, miro para quién es: Pedro. Bueno, puede ser cualquier otro Pedro Luis...pero sigo leyendo el nombre completo. Lo siguiente Joao. Vale, respira. Sigo. Figueira. No puede ser. No es posible. Leo otra vez, aunque solo tengo 19 años, ya estoy teniendo alucinaciones. Figueira. FIGUEIRA!!!! No. No. No. ¡No puede ser!. Me declaro en colapso. No solo me a llegado una carta que parece ser para la auténtica Divaza, sino que encima, tengo la dirección de la Divaza. La he comprobado, y no es la mía, debe de ser la suya. Al menos espero que sea la suya. 

Media hora más tarde...

Lista. Voy a ir a devolverle la carta a Pedro. No me lo creo todavía. Tengo miedo, ¿y si me toma por una loca esquizofrénica? Se pensará que la droga me tiene mal. Suspiiiro. Estas cosas no me pasan a mí. Yo soy de esas chicas que van por ahí pegándose batacazos, no recibiendo cartas de los youtubers que más admiras. En fin, clemencia.

No me atrevo a poner música en todo el trayecto. Y cuando por fin llego a lo que sería su bloque de edificio y entro, me inunda el pánico. No estoy preparada. Sigo avanzando, ahora no puedo echarme atrás, bueno, sí que puedo, pero no quiero. Cuando llego al pasillo exacto en el que tiene que vivir, me estoy muriendo. Camino dos pasos. Me paro. Camino tres. Me paro. Camino dos pasos. Me paro. Estoy delante de su puerta. Delante de la puerta de la persona que nunca esperé poder ver ni en una quedada de suscriptores. Llamo a la puerta y oigo voces dentro. Bruscamente la puerta se abre y me encuentro con La Divaza. Con la única con la que quiero encontrarme. Estamos a solo 10 cm. Me falta el aire, y espero no imperventilar, porque entonces va a creer que vine a robarle o algo así.

Digo lo primero que puedo.

- ¡Hola! .- ¿En serio? Muy bien, Irene, cada día te superas. 

- ¿Hola...que tal? 

- Emm.... esto es para ti.- le digo tirándole la carta en las manos, como si tuviera algún germen. Estoy tan nerviosa que no tengo sangre en el cuerpo.- No es de mi parte, ¿eh? ya sabes...estaba...yo...bueno, hace un rato volví a mi piso y me la encontré en el suelo, igual se equivocaron de dirección.

- Gracias chamaaaa

- De nada, tu casa me quedaba cerca, he llegado en unos tres minutos.- ¿Porqué miento? ¡Si he tardado como 20 minutos!

- Ah, bueno, te acompaño abajo hasta tu carro.

Caminamos en silencio, y en realidad no es incómodo. A cada paso que doy me siento mucho mejor. Está increíble, lleva puesto una camisa blanca básica y unos pantalones ni muy ajustados ni muy sueltos, vaqueros. ¿El pelo? Alucinante. No estoy enamorada de él, aparte en homosexual, pero aún así es muy bonito para mí.

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La Divaza y tú (Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora