El encuentro. Capitulo 1

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Las historias de los amantes se forjan con sudor, pasión, deseo, entrega, adrenalina y mucho amor.

No hay sentimiento más puro, desinteresado, placentero y perfecto, que el de dos personas que suelan ser prohibidas, sea por cuestiones del destino o de las decisiones de cada quién. No están juntas como pareja, pero la propia vida se antoja, que sean uno solo, es por esa razón, que de alguna manera las une sin importar las circunstancias, el sitio donde se encuentren o como lleven sus vidas, para que puedan vivir de ese amor clandestino...

Este tipo de amores, suelen ser más excitantes, así como también encantadores, sobre todo porque no son los más apropiados para enamorarse o para disfrutar de dicha compañía ante los ojos del mundo entero, sino a escondidas, en secreto. Por lo tanto, son relaciones que suelen ser más complejas que otras, y más cuando se involucran los sentimientos más de lo que deberían.

Tanto hombres como mujeres, sin importar la edad, clase social, creencia religiosa, color, personalidad o estado civil, llegan a tener en su vida, a un amor no convencional. No importa si es alguien que ve todos los días, y le resulte a veces, ser inalcanzable, por una u otra razón, en este caso, me refiero a algún vecino o vecina, el técnico de electrodomésticos, la mujer de la peluquería de la esquina o, ¿por qué no?, la esposa o esposo de alguien más, según sea el caso. Uno, le busca ese algo a esa persona, esa chispa, ese hilo que, de forma invisible, nos conecta. ¿Cómo saber quién podría ser? Esa respuesta la tiene el destino. ¿Cómo saber si podemos llegar a tener algo con alguien que sea prohibido?, es posible, que esa respuesta, la tengamos en nuestro interior, pero aún no se ha dado la oportunidad de saberlo.

Desde que causé alta en el ejército mexicano, mi vida cambió por completo. Me transformé en alguien muy diferente a lo que era en mi adolescencia.

Distintas situaciones por las que podemos pasar en la vida, nos llevan a ser diferentes, a cambiar ciertas costumbres o puntos de vista, así como también, la manera de comunicarnos con las demás personas o de demostrar nuestros sentimientos, pues, en determinados casos, tendemos a ser o muy lanzados o muy tímidos. Si somos muy lanzados, existe la probabilidad que nos tachen por confianzudos o abusadores y, si somos muy tímidos, entonces nos tildan por tontos o aburridos. 

El medio militar nos cambia por completo en muchos sentidos, tanto para bien, como para mal.

Antes de entrar al medio militar solía ser tímido y temeroso ante las mujeres. Para ser sincero no sabía entablar una conversación con ninguna de su gremio, pues me ganaba la pena y la inseguridad por mí mismo. En toda mi vida de civil, tuve solo una novia. Nuestra relación no pasaba de besos, abrazos y uno que otro mimo inocente, nunca hubo toqueteos, roces o caricias pasadas de tono. Lo más que en esa relación pasó, fueron besos en la boca y no precisamente, modo apasionado, porque me apenaba mucho besar de esa manera, o sea con lengua. Mi novia, para ese entonces, también era un poco tímida, por lo que no hubo intención de otras cosas, de ambas partes. Para ese tiempo, era un muchacho retraído, inocente, no tenía ningún tipo de malicia, de hecho, pensaba que todo el mundo era bueno y que nadie, podría tener mal corazón, por lo que tampoco tenía malicia y pensaba que, podía confiar en el prójimo, pues creía que eran como yo.

Pero todo eso, un día cambió…

En el primer año de ser soldado, aprendí muchas cosas de diferentes temas, pero la más importante fue que en nadie, absolutamente nadie, se debe confiar, ni en la misma sombra de uno, porque hasta en la oscuridad, nos abandona, o ¿no es así?, en fin, ese primer año, fue muy productivo para mí, tanto para ese presente como para los días venideros.

Conforme pasaba el tiempo, me iba haciendo más antiguo y como dicen en el medio militar, "Más colmilludo", pues, aprendí artes y mañas, así como mil maneras de llegar a una mujer, aprendí estrategias de seducción, entre otras cualidades que mucho me servirían en mi vida personal, de hecho, podía ser el hombre más comprensible del mundo, el más tierno y atento como ningún otro en el planeta tierra, e incluso, podía llegar a ser justo el hombre perfecto para la mujer, que en ese momento, era mi conquista.

Crónica de una infidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora