tóngnián ↠ kookmin

1.

Año 2002.

―¡Pásala bien en tu primer día de clases, hijo! ―Exclamó la madre del niño mientras este cerraba la puerta del auto, ansioso por empezar ya sus años de primaria.

Tenía 4 años y realmente aún debía estar en el jardín de niños pero gracias a su inteligencia tan pequeño, tuvo que saltar esos años y por fin comenzaba la primaria, por fin formaba parte del sistema estudiantil en serio, por fin sus notas iban a valer de algo.

Jeon Jungkook es un niño que desde los 3 años sabía leer, escribir, contar los números desde 1 al 100, sumar y restar, obviamente, en pequeñas cantidades pero se la pasaba leyendo libros de matemáticas, y practicando los ejercicios extras que estos traían.

A Jungkook le encantaba estudiar, de eso no había duda. Él era quien le había insistido a su madre que no necesitaba ir al jardín de niños, ya podía defenderse en una escuela primaria y aquel era el día donde empezaba. Claro, su madre tuvo que realizar mucho papeleo y Jungkook tuvo que presentar algunos exámenes, no eran muchos, pero sí eran largos, donde debía demostrar su inteligencia, tal cual como si entrara a la universidad. Y en una escuela no tan lejos de su casa, logró entrar.

Ya se encontraba caminando por los pasillos de aquel lugar donde, según había escuchado a su mamá, sólo se encargaba de la primaria, por lo que sabía que solamente se encontraría con niños en aquel lugar, niños mayores que él. Estaba seguro que de todo el instituto, él era el menor.

Cumplía 5 años dentro de un par de meses pero en el primer año de primaria, sólo habían niños de 6 a 7 años.

El suéter que usaba ese día era muy largo, podía tapar sus manitas pero no le importó mucho. Hacía mucho frío. De resto, usaba los pantalones de su uniforme junto con unas zapatillas negras. Su cabello negro estaba perfectamente peinado, sin dudas tenía una buena imagen pero también había que recalcar que estaba nervioso, por supuesto.

La escuela se encontraba prácticamente vacía, era realmente muy temprano y apenas estaba abierta. Sabía que debía ir a dirección y emprendió camino hacía allí. Una vez en el lugar, empuñó su pequeña mano y tocó la puerta para poder pasar, una voz femenina diciendo "adelante" fue lo que le permitió entrar, recibiendo otro frío artificial que se adentró por su suéter. Jungkook arrugó su rostro, ¿no era suficiente con el frío que ya existía en la ciudad? ¿Esa secretaria en esa oficina no tenía frío con aquella chaqueta de tela tan fina en su cuerpo? Pobre mujer.

―Hola, soy Jungkook, el nuevo estudiante. ―Hizo una pequeña reverencia, inclinándose hacia la chica, presentándose de manera educada.

―¡Pero que adorable! Un gusto, Jungkook, ¿y tu madre?

―Oh, ella se tuvo que ir. Pero confió en mí para saber lo que yo tenía que hacer. Uh, ¿puedo sentarme? ―El niño señaló el asiento delante del escritorio y la joven, sorprendida por su buena educación, asintió cuando el pequeño la observó, y sin más, tomó lugar en aquella silla, notando como sus pies colgaban, volviendo a arrugar su rostro. No le gustaba ser tan pequeño, ya veía y esperaba el día donde fuera tan alto como quisiera, volviendo su atención a la secretaria quien empezó a hablarle.

―Y bien, Jungkook... ―Murmuró tomando una carpeta entre sus manos, donde contenía la información del niño, la cual comenzó a leer―. Eres del 97... Madre soltera... ¿No conoces a tu padre? ―Elevó su vista del documento, mirando al niño―.

―No, señora. Mamá me cuenta que él murió cuando ella tan sólo tenía seis meses de embarazo. ―Respondió Jungkook sin ninguna pizca de dolor en su rostro. Lo extrañaba, sí, quería una figura paterna, pero su mamá se había encargado de serlo y aún estando muy pequeño, podría decir que sin dudas su mamá ha sido su héroe y heroína.