Con la disminución de las tragedias; la inconformidad se disipa incontenible. Alrededor de las personas, permanece inerte la paz; silenciosa y cegada. Cansada; por la crudeza de la constante batalla y el derramamiento de sangre sin sentido. En la guerra siempre mueren los hombres cuando el enfrentamiento violento del sadismo insano; más en ésta ocasión se sumaron los cadáveres de la lid maculada con féminas inocentes.
Siendo una ciudad pequeña y bien posicionada, ofreció todo lo que tuvo. Jamás obligó a nadie a luchar, sin embargo; el deber que resaltaba en la colectividad sobre la individualidad, masticaba el sinsabor exacerbado de la lealtad. Principio que terminó fundando la Nación que hoy, los pocos remanentes de la disputa, disfrutan.
El chico no tenía la culpa. Con dieciocho años ni siquiera piensas en esas cosas. Aunque todos fueron llamados a votación; no quería ir. Nadie podría juzgarlo. No tenía la culpa de que su cumpleaños y las votaciones coincidieran exactamente el mismo día.
Los cumpleaños para John no eran los mismos, que los de los otros. Y ahora; con el miedo al levantamiento por parte de los inconformes, el nuevo gobierno pretende apagar el fuego. Con el apoyo del Congreso Federal, y la partida de muchos a la capital; los distanciamientos entre lazos familiares, y amigos especiales, parecían más lejanos. En todo caso; con la mayoría de edad, las responsabilidades y capacidades se amplían de manera significativa. ¡Nada era excusa! Tenía que haber votado; y no provocar una mala enseñanza con su rebeldía. Igual, nada lo preparaba para lo que venía.
En las instalaciones del nuevo gobierno, la alegría espontánea perseveraba encauzada con el sabor a victoria y la visión del futuro.
Una discordia, era lo que menos necesitaban en esos momentos, por parte de ninguno de sus ciudadanos. Aun siendo pocos; el alcance que tendría un sentimiento como tal, sería la desgracia que derrocaría a cualquier gobernante. Por eso; cuando en el centro de votaciones y en la contabilidad de los electores, John no apareció como votante; suspiraron apasionadamente previendo los desastres vecinos con desaire malhumorado. El Presidente Electo tenía inculcado desde niño que no existían espacios para la no cooperación; y más, tratándose de algo tan importante como lo es la seguridad de todos.
Tocaron la puerta, con una fuerza insultante. Buscando entrar de manera súbita y repentina. Como queriendo encontrar a alguien ocultando algo, u ocultándose de algo. Fue la mamá de John quien abrió la puerta, porque no soportaba que tocaran con tanta tosquedad. El ruido la incomodaba.
Los dos hombres que entraron, tenían la cara amistosa, sin embargo, algo daba miedo en ellos. John se acercó con temor, para saludarlos en el momento que escuchó su nombre. Lo buscaban para interrogarlo a cerca de las elecciones que se acababan de celebrar.
Aunque; John parpadeaba con los ojos, se veía desde lejos, que sus nivel de sorpresas lo había dejado estupefacto; como estatua.
Le presentaron una encuesta sobre una tablilla con un lapicero para responder a las encuestas, a lo que John respondió que no tenía ningún problema con responder a sus preguntas. Solo se encontraba un poco desanimado. Su cumpleaños era hoy, y no lo habían celebrado. Todos corrían por las próximas elecciones, y su cumpleaños a nadie le había importado.
Los hombres lo contemplaron llenos de conmiseración; y entendieron, de que no se trataba de nada que los pudiera hacer sentir alarmados. Escucharon a John hablar sobre la firmeza que tenía sobre las convicciones y enseñanzas del Licenciado Larreynaga y reafirmando su compromiso con la misión y el llamado que le hacía su nación en sus defensas con la separación de varios países; abandonaron la casa de habitación después de eso. Creo que hoy seré el único que le dará consuelo de nuevo. Como su mascota; tengo ese privilegio.
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Relatos y Micro-Relatos (La Serie)
RandomUna serie de relatos que no terminará... dedicada a Wattpad y con la intención de aumentar la creatividad.