Fue un día normal, un día de verano aburrido, caluroso, el típico día que no pasa nada interesante, recuerdo que estábamos en plena ola de calor, que era casi imposible dormir, ventanas abiertas y persianas cerradas por las mañanas, y por las noches todo abierto, para que entre aíre fresco.
Recuerdo aquel insomnio de aquel día, estaba inquieto, las sábanas se me pegaban en la piel a causa del sudor provocado por el calor, por más vueltas que daba, era imposible conciliar el sueño debido a las altas temperaturas, decidí, tomarme una ducha bien fría y volví a la cama para volver a intentar conciliar el sueño, aún a pesar de todo fue en vano, y decidí asomarme por la ventana para que me diera el aire fresco, pero apenas soplaba, aunque se notaba aveces pequeñas brisas que te pegaban en la cara, y era un alivio muy agradable.
Sin embargo, aquel día aparentemente normal, se convirtió en una noche bastante extraña, convulsa, totalmente macabra y desagradable.
Todo empezó a las 5:00 AM, la calle estaba a oscuras, solo alumbraba las luces de las farolas, no había nadie en la calle, ni la mas insignificante persona, que suele pasear al perro de madrugada, noté una brisa demasiado fría y en esas circunstancias de calor, bastante agradable, la retina de mis ojos detectó algo muy luminoso en el cielo, alcé la vista para alcanzar a verlo con mayor claridad, el cielo estaba clareado, se veían las estrellas, ni una sola nube, recuerdo que se me erizó la piel, aquella cosa luminosa, brillaba casi como el sol, y me quedé pegado mirándola asombrado, no podía parar de mirarlo, a pesar de que me estaba deslumbrando los ojos, tenía una forma redonda, muy anaranjada, brillante, no era una estrella, tampoco era una avión, se movía en zigzag, cómo si se hubiera vuelto loco, pero hubo un momento en el que se empezó a mover hacía mi posición, se me salían las lágrimas, no podía dejar de mirarlo, estaba paralizado, sentía que tenía que dejar de mirarlo cuanto antes, tenía una pequeña intuición de que algo malo me iba a traer la bola brillante del cielo.
Cual fue mi sorpresa que aquella bola brillante desapareció entre las casas, intenté buscarla por todos los lados, pero no encontraba a verla, había desaparecido de repente, así que no le di más importancia, pero aún así me quede pensando en ello, y con algo de miedo, intenté dormir.
Al fin conseguí conciliar el sueño, pero sin embargo, un estruendo me despertó una media hora después, salté de la cama, había sonado en mi cuarto, pero no se veía nada, solo la oscuridad de la noche, encendí la luz para comprobar mejor que no había nada, pero efectivamente, parece que nada hubiera ocurrido allí a pesar del ruido que provocó que me despertara atemorizado.
Volví a apagar la luz, ya despreocupado, pensando que solo había sido mi imaginación, pero al poco rato una luz naranja muy potente iluminó por completo mi habitación, como si habría otra fuente de luz muy potente, cada vez se hacía más y más deslumbrante, hasta que por completo no alcancé a ver nada, solo era un brillo blanco, solo se veía eso, y para mi sorpresa noté como mi cuerpo se elevaba sin que yo pudiera hacer nada, ni agarrarme a nada para evitarlo, era como si flotara a ciegas, recuerdo que lo primero que pensé es que sería un mal sueño, que pronto iba a despertar, pero seguidamente pensé que si fuera un sueño, no pensaría que lo fuera, sin embargo, decidí pellizcarme en los brazos, pero no, no despertaba, efectivamente, eso estaba pasando, pero seguía sin entender el qué, estaba realmente aterrado de lo que me podía ocurrir.
De repente, de la claridad que me cegaba los ojos, pasé a la oscuridad mas tenue inimaginable, fue en un instante, como si los focos se hubieran apagado, se había pasado la sensación de flotar, volví a pensar que había sido mi fuerte imaginación, intenté darme media vuelta y seguir durmiendo como si nada hubiera pasado, pero mi cama se sentía al tacto mas rugosa, y diferente.
De nuevo un foco cegador enfocaba a mi cara y vi a un extraño ser, lo recuerdo algo borroso, demasiado borroso, sin embargo, recuerdo que olía mucho a humedad, como cuando hay una lluvia muy fuerte.
Entonces fue cuando me armé de valor, sentía que tenía que hablar, así que con mi voz tenue, floja y tenebrosa pregunté: "¿dónde estoy?" cual fue mi sorpresa cuando una voz robótica me responde: "te necesitamos dormidos", al instante, en el cuello, noté como cuando una avispa te pica, lo siguiente que recuerdo fue quedarme dormido, y despertar en mi cama, como si nada hubiera pasado.