No puedes controlar lo que no puedes ver.

Prólogo

Esta historia se sitúa en un pueblo al oeste de Asturias.
Neil era un chico normal hasta que la adolescencia toco a su puerta, cargada con miles de hormonas, sensaciones y sentimientos que jamás en sus tardes jugando con barro y comiendo hojas habría imaginado, pero no era el único, todos a su alrededor parecían haber puesto óxido nitroso a sus emociones y sus ganas de ser reconocidos por los demás, cosa la cual nunca llegó a entender, pues más que madurar o crecer, daba la sensación de que todos se deshumanizaban, dejaban de tener moral o pensamiento propio para juntarse y derribar al más débil, luchar, competir entre ellos mismos, superponiéndose cada uno a su prójimo, para conseguir admiración de la chica que le gusta, del profesor del cual desea obtener una calificación más elevada, inventando logros imposibles con el ansia de desatar un "Oh que pasada" o un "Eres increíble", estas son algunas de las muchas cosas que nuestro protagonista tenía en la cabeza, a él no le gustaba nada el como la cultura o la naturaleza humana llevaba a sus compañeros de la mano a una montaña rusa de preguntas sin respuesta, miedos, pasión e incoherencias sobre el mundo al que pertenecían.

Neil siempre había sido un niño con preguntas a las cuales sus padres no podían responder, tanto por el miedo a desvelar la corrupción humana a un niño como por la complejidad de estas.