Único

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Día de la boda de John y Mary, fue muy difícil convencer a Sherlock de que asistiera a la boda, John llevaba meses preparando esto, al igual que Mary, pero el gran problema era pedirle a Sherlock que se vistiera como una persona decente y formal.

— Bien, te vas a probar este traje, después vamos a comprar otras cosas, ¿Entendido? —le preguntó a Sherlock.

— Tengo miles de trajes en el closet —dijo sentándose en el sillón de la tienda refunfuñando.

— ¡Solo te pones el mismo saco todos los días y los demás están guardados desde hace años! Por Dios, Sherlock, por una vez en tu vida vístete decente y no con un saco para el frío o una sábana —dijo John entregándole el traje en las piernas.

Sherlock bufó, agarró el traje y se fue a vestir, se colocó el saco estilo chaqué, el pantalón gris, se observó en el espejo de pie, y solo se repitió unas palabras.

"Hazlo por John"

Salió de la habitación donde anteriormente se estaba vistiendo, John estaba platicando con una mujer que atendía el lugar.

— ¿Es ese el que se le ajustará? —preguntó la mujer haciendo voltear a John.

John volteó a ver a Sherlock, sintió que todo iba en cámara lenta, su corazón se le aceleró al verlo frente a él.

— T-Te ves —se quedó sin palabras.

— ¿Me veo..? —preguntó serio.

— Perfecto —le sonrió levemente apartando el nerviosismo—. Pensé que te quedaría más grande o más chico.

— No necesitará ajustes —volteo a ver a la mujer—, solo necesito las corbatas —la mujer asintió.

La mujer llegó a donde se encontraba Sherlock y le colocó varias corbatas por encima, John se decidió por la misma que su traje.

— ¿Amarilla? —preguntó Sherlock confundido—. Que mal gusto tienes, John.

John frunció el entrecejo, le dijo que se volviera a cambiar, le entregaron el traje en la típica bolsa negra con gancho y bien planchado; cada uno se fue a su casa.

Ya era momento de cambiarse para ir a la iglesia, como siempre, Sherlock va tarde. Sé levantó lo más rápido que pudo se duchó, se cambió, pidió un taxi y se fue directo a la iglesia.

No sabía si enojarse con su alarma, la señora Hudson por no levantarlo o porque tiene que ser el padrino de bodas de John, cuando en realidad quiere ser más que eso.

Llegó corriendo a la ceremonia, se paró atrás de John, el sacerdote ya iba a media ceremonia, faltaba la parte más importante.

— Ahora, ustedes, comunidad que acompaña a los novios, ¿aceptarán a John Hamish Watson, y Mary Elizabeth Morstan en su unión el día de hoy? —preguntó el sacerdote, Sherlock sintió la mirada de Molly dándole señales.

— Sí, aceptamos —dijeron todos al unísono.

— Yo no acepto —dijo Sherlock.

— ¿Sherlock? —dijo John volteándolo a ver.

— Sí, John, yo no acepto que ustedes dos se casen. John, no puede ser que no te des cuenta que estoy patéticamente enamorado de ti, te amo, siempre lo he hecho, aún con las cosas que no me gustan de ti, aún cuando me regañes por drogarme, aún cuando me regañes por fumar, por estar malditamente loco por los casos y que siempre necesito uno para estar bien, pero la verdad es que siempre estoy bien si estoy contigo. Desde el primer momento en que te vi sabía que me traerías paz, tranquilidad a mi vida, y no es necesario drogarme o fumar si te tengo a ti conmigo. Te amo y creo que también me amas, aunque lo hayas negado miles de veces, sé que me amas tanto como yo te amo a ti y más de lo que yo me amo a mi, ¿No es así, John? —se podía ver los ojos iluminados de Sherlock.

John volteó por un momento a ver al público, todos estaban confundidos, algunos emocionados otros tensos y otros como si supieran ya de que iba el tema; esos eran Mycroft, la señora Hudson, Molly y la mitad de la comisaría. Y al parecer la más emocionada era Mary, se podía ver el "adelante, John" en sus ojos.

— Sí, Sherlock, estoy —Sherlock lo observaba con esos ojos que cambiaban dependiendo de la luz, pero en ese momento solo se le veían iluminados, concentrados en John— enamorado de ti, todo el tiempo lo he estado, y sí, si me di cuenta, y por lo visto tú también —estaban más cerca de lo esperado—. Te amo, te amo demasiado.

Esas palabras bastaron para que sherlock tomara a John de la cintura y lo pegara más a él, sintiendo su respiración. Todos estaban al borde de la silla, observando a los dos tontos enamorados.

— ¡Ya bésense! —gritó la señora Hudson desde atrás.

Sherlock sonrió e inmediatamente se lanzó a los labios que siempre quiso besar, los labios del hombre que ha vivido con él durante varios años.

A la lejanía podía escucharse los aplausos de la gente, no sabían porqué aplaudían, pero solo siguieron en los suyo, hasta el momento de que les faltó la respiración, después de separarse se observaron mutuamente y se sonrieron.

Los dos salieron de la mano por las puertas gigantes de madera, volaron palomas blancas. Muchas personas estaban afuera esperándolos, aplaudiendo y sonriéndoles.

— ¿Watson? —le sonrió.

— ¿Holm-

Sherlock cargó a John hasta el auto con el típico lema "recién casados" lo subió atrás junto con él.

— 221B de la Baker Street —le dijo al piloto.

Paso seguido besó a su esposo, no hubo necesidad de comprar anillos, con el simple hecho de demostrarle su amor, fue suficiente.

OposiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora