Capítulo 3

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Ya por la mañana, bajé a desayunar. Al bajar, me escontré a mis dos mejores amigas desayunando.

-Sois unos amores por esperarme a desayunar, amigas- dije irónica, a lo que ellas me miraron mal.

-¡Oh, si la bella durmiente se ha despertado!- dijo intentando ser graciosa Sara- ¿Tu no habías quedado con tu primo a las 12:00?

-Sí -dije mientras me hechaba la leche en el cuenco de cereales.

-Pues desayuna tranquila, eh- dijo Teresa- que tu primo podría esperar unos minutos sentado mientras vas para allá...

-¿Porqué dices eso?- pregunté metiéndome una cuchara de leche sin cereales a la boca. Teresa me señaló al mediano reloj de pared de la cocina que marcaban las 11:55, yo me atraganté con lo que estaba tragando y me levanté rápidamente de la silla dirigiéndome a mi habitación para cambiarme mientras que las risas de Sara y Teresa se escuchaban desde la cocina.

Me puse un biquini de parte de arriba rosa y abajo blanco que era mi preferido. A continuación, me puse un simple vestido de playa y me hice una coleta alta algo despeinada, me calcé con unas chanclas y salí de la casa corriendo despidiéndome de mis amigas. Menos mal que anoche lo preparé todo sino, no me hubiese dado tiempo. Cogí el autobús que paraba en la playa, cuando bajé miré mi móvil para ver la hora: las 12:15, por quince minutos no pasaba nada, creo... Alguien me tapó los ojos por detrás, puse mis manos sobre las del anónimo con la intención de quitarlas, me giré y me encontré con el chico que esperaba «bueno, más bien me esperaba él a mí».

-Al fin llegas- sonrió.

-Se me ha hecho un poco tarde- dije mostrándole una tímida sonrisa, respondiendo a la de él.

-Solo son unos minutos, tampoco pasa nada, de Mairena a aquí, hay tiempo. No pasa nada- dijo mostrando toda su simpatía- bueno, ¿vamos?

-Claro- empezamos a caminar. Yo no tenía ni idea en que lugar de la playa nos íbamos a poner, pues no conocía esta playa.

-Me gusta mucho esta playa, de pequeño solía venir siempre con Jesús y Juan Carlos- dijo Dani rompiendo el silencio que había, aunque no fuese incómodo.

-Es muy bonita- añadí- ¿Dónde nos vamos a poner?

-Aquí.

Bajamos hacia la arena y pusimos nuestras cestas de playa en ella. Nos quitamos la ropa quedándonos en biquini/bañador. Cogí un aceite especial con protector (15) y me lo eché.

-Se me ha olvidado- dijo.

-¿El qué?

-Lo que te acabas de echar- este chico sienpre tenía una sonrisa en la boca, preciosa.

-¿Quieres?- dije, a lo que él asintió, y se lo dí.

Empezamos a poner tendidas en la arena y nos tumbamos en ella a tomar un poco el sol. Al cabo de unos minutos, miré hacia el lado donde estaba Dani y éste no se encontraba ahí me levanté y miré hacia el mar por si estaba allí bañandose, o algo. No estaba. Había gente, ni poca ni mucha. Sentí que me cogían, me ponían a cargas en hombros y dí un grito ahogado, miré la cara del chico que se conducía conmigo al agua: Dani. Estuve pataleando y dándole manotazos en la espalda para que me soltara, pero sin ninguna intención de hacerle daño. Cuando llegamos al agua onda me soltó, salí y empezamos a hacer una guerra de agua.

-Eh, eh. Tiempo muerto- dijo haciendo el gesto con las manos de lo que acababa de decir.

-Lo siento, pero no- dije divertida empezando de nuevo una guerra de agua en la que solo estaba participando yo. Dani estaba cubriéndose con las manos, de lo poco que yo veía: solo veía eso. Ví que se me acercaba y me abrazó.

Carrusel (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora