Capítulo único

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Sheldon estaba devastado.

Y era normal.

Su abuela acababa de morir y él la adoraba. Hacía cómo un año que no se veían, ya que ella no había podido ir a la boda. Sólo dejó un mensaje de voz, que su marido había escuchado millones de veces desde que escuchó la noticia. Ahora, estaban en el entierro. Sheldon estaba rodeado de sus hermanos y de su madre, en primera fila. Ella también estaba en primera fila en un principio, pero ahora no veía nada, la gente que había ido llegando y la había empujado hacia el fondo.
Se sentía mal por pensar así en un momento como aquel, pero estaba aburrida. Empezó a mirar gracias todas partes, buscando algo que la distrajera un poco.

Detrás suyo, vio a un hombre.

Era alto y gordo. De pelo abundante y castaño. Tez pálida y ojos azules extrañamente familiares.

- Hola, Amy.

- ...¿Sabes quién soy?

- Aquí todos saben quién eres. La mujer del pequeño Shelly. Medford es pequeño, aquí todo se sabe. Y teniendo en cuenta que todos pensaron que moriría solo, la verdadera pregunta sería si no supiera quién eres.

- No lo sabía. Bueno, cómo ya sabes, soy Amy. Encantada. - dijo dándole la mano.

- Encantado también de conocerte. George. 

- Tienes que ser muy valiente para haberte casado con Shelly. - dijo él de manera desafiante.

- Eso dicen, pero...merece la pena. Él merece la pena.

- Se nota que le quieres. 

- Mucho, sí.

- Bien. Me alegro de que haya encontrado a alguien que le acepte cómo es. 

- ¿Lo conoces mucho?

- Sí; soy un viejo conocido.

- Se nota que lo tienes en gran estima.

- Sí; yo también le quiero mucho.

- Cuéntame historias de su infancia. 

- Vale. Una vez, cuándo tenía nueve años, quería vengarse y humillar a un científico que lo había tratado de niño y su madre no lo llevaba a RadioShack (dónde había algún articulo necesario para cumplir su objetivo). Lo siguiente que supe es que el niño tuvo una úlcera del estrés.

- Si que suena a Sheldon, sí.

- Ese mismo año, fundó su propia religión, la "mathology". Durante una epidemia de gripe, se encerró en el garaje todo el día, escapando de los gérmenes. Si sigo contándote la de cosas que hizo de niño, no acabamos. Amy, ¿te puedo contar un secreto?

- Supongo.

- Siempre tuve la sensación de que podía encontrar a alguien. A primera vista parece que no, pero tiene un corazón enorme. Y sé que eres perfecta para él. Siempre que quieras darte por vencida, recuerda lo que me has dicho hace un rato: Él merece la pena. 

Créeme que sé lo que es aguantar sus manías.

- ¿Quién eres?

Sonriendo de manera misteriosa, el hombre se apartó un poco, dejando a la vista una lápida. 

 George Matthew Cooper Sr.

1944-1994

R.I.P

- Cuídale por mi, Amy. Cuídale.

CuídaleWhere stories live. Discover now