Prólogo.

45 1 0
                                    


Jeon Jungkook era un lobo de gustos simples, de ideologías sutiles y con metas en la vida buenas y fructíferas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jeon Jungkook era un lobo de gustos simples, de ideologías sutiles y con metas en la vida buenas y fructíferas. No se complicaba la existencia con cosas banales, ni se agobiaba al entrometerse en situaciones innecesarias. Y así se sentía bien consigo mismo.

 Su padre, por otro lado, no pensaba lo mismo.

 Apenas entrando a los cuarenta años, Jeon Chungyul se había vuelto el sinónimo perfecto de buen alfa. Daba el ejemplo dirigiendo su manada, conformada por una gran variedad de cambiaformas, siempre teniendo en mente el propósito de prosperar y mantener la paz entre los diferentes clanes hallados en el país.

 Y, por ese motivo, esperaba bajo un fuerte optimismo que su hijo siguiera sus pasos hasta superarlo por completo y se convirtiera en un mejor alfa de lo que él pudiese llegar a ser.

 Sin embargo, a veces la Madre Luna podía llegar a ser muy traviesa con sus hijos favoritos, y el alfa Chungyul no era la excepción.

 Cuando la noticia de un cachorro del Supremo Alfa llegó a los confines de la manada " Los Aulladores de Seul", todos victorearon y festejaron el momento con grandes reuniones repletas de comida y bebida sin fondo, emocionados de que la manada sería protegida con la misma fiereza que su Líder bajo el manto de su primogénito. Para cuando el cachorro nació por fin, las cosas solo fueron cuesta arriba.

 Pero, todo lo que sube, en algún momento tiene que bajar.

 El bebé llegó al mundo un lejano primero de septiembre de 1997. Un cachorro macho de espeso cabello castaño había sido la adoración entera de toda la manada y el orgullo del Supremo Alfa se alzaba sobre todos en espera de que su futuro cachorro se volviese un gran sucesor.

 Entonces los primeros años llegaron y, con ellos, los primeros... contratiempos.

 Con seis años recién cumplidos, Jeon Jungkook había dejado de ser un bebé de regordetas mejillas y pasó a convertirse en un hecho y derecho infante que regocijaba a sus padres a más no poder. Era centrado, serio con las cosas que consideraba importante, y listo para ayudar y proveer a su manada con las mejores condiciones.

 Aun así, por más que él fuese todo lo que podían esperar a primeras, existían algunos detalles que a la manada le empezaba a preocupar y, por lo tanto, a Chungyul de igual forma.

 Lo cierto era que Jungkook amaba todo lo que tuviese que ver con la vida misma, se desvivía por los animales a tal punto en que se había impuesto en contra de la idea de consumir cualquier tipo de carne, alegando sobre el mismo derecho que tenían los animales de vivir al igual que ellos. Y se aferró tanto a esa idea durante largas semanas que, aun cuando la manada no lo creía, a su padre no le quedó de otra más que aceptar que su cachorro lobo fuese vegetariano.

 No obstante, aunque sus intenciones fueran las mejores y contase con la voluntad necesaria para hacerlo, la verdad que ese estilo de vida no le duró tanto como hubiese querido. Pues el pequeño lobo que albergaba en su interior estaba tan harto de consumir pasto que terminó por imponer su primera transformación sobre Jungkook solo para poder saciar sus ansias de un poco de carne fresca. En consecuencia, el pequeño cachorro era conocido dentro de su manada como el más joven en haber controlado la transición de humano a animal.

 Las cosas "diferentes" no se detuvieron allí. Jungkook continuó creciendo sin ningún inconveniente presente, mientras iba desarrollándose un gusto inquebrantable hacia las cosas pequeñas, tiernas y de aspecto gentil y frágil que, para el alfa predilecto que se esperaba que fuese, no era muy bien recibido, desembocando así la creencia de que el futuro líder no sería más que un delicado omega.

 Ciertamente ya vivían en una nueva era donde los omegas eran tratados con más respeto, habiéndose ganado su propio lugar en un mundo gobernado por alfas, demostrando que podían acarrear sobre sus hombros importantes trabajos de igual forma o incluso mejor que un alfa o beta. Pero eso no significaba que todavía no existiese sitios donde el mandato impartido por omegas fuesen bastantes cuestionables. Y, lamentablemente, la manda Los Aulladores de Seul no era la excepción, temiendo así por su propio futuro.

 Hasta que Jungkook cumplió los tan esperado trece años y se presentó de una vez por todas como un gran alfa, volviéndoles el alma y las esperanzas a quienes lo rodeaban, y la fe a quienes la perdieron a lo largo de los años, pues todo parecía retomar el curso adecuado. Irónicamente, este hecho no suscito cambio alguno en el castaño.

 Sí, era un alfa oficialmente. Era un alfa grande y bien construido, con docenas de pretendientes dispuesto a saciarlo de todas las maneras que quisiese. Sí, era un alfa que seguía amando las cosas tiernas y pequeñas con todo su corazón sin avergonzarse. Y nadie podía cambiar eso nunca. Ni siquiera su padre.

 Y Chungyul por supuesto que lo entendía. Él intentó mantenerse al margen los siguientes años que se convirtieron cruciales para la maduración de su hijo de ahora dieciocho años, dándole riendas sueltas a que decidiese ser como más se sintiese cómodo y formase su futuro con completa libertad.

 Pero, demostrándole lealtad a su cargo como Alfa Supremo, las necesidades de su manada se vieron entrometidas en el bienestar de su cachorro, orillándolo de dicho modo a tomar papel en el asunto del modo menos esperado posible.

—¿Qué se supone que es esto? —Jungkook no pudo evitar cuestionar al no entender por qué tenía un folleto de un extraño campamento de verano —. ¿Intentas deshacerte de mí?

—No, hijo mío — Chungyul contempló los grandes ojos castaños de su cachorro, los cuales expresaban sin miramientos la tristeza que le albergaba ante su propio pensamiento. Recolectando toda la dulzura que pudiese tener en su ser, acarició amoroso los largos rulos que acentuaban el rostro del menor y se apresuró a hablar evitando la posibilidad de que se arrepintiera de sus propias decisiones—. Ha llegado el momento de que te conviertas en el buen alfa que sé que llegarás a hacer. Y ya no puedes evitarlo.



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Campamento "Buen Alfa". KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora