A la deriva

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Despertó en una cápsula de escape cuyo origen fue su planeta natal, ubicado en una región remota del universo.

Conocido por sus grandes desiertos con oasis increíbles, montañas con altitudes casi inimaginables y abundancia de recursos para el viaje interestelar, el planeta Krymg recientemente sufrió una catástrofe de grandísimas proporciones, que obligó a las autoridades a seleccionar aquellas personas que, en circunstancias adversas, pudieran lograr un renacimiento de la especie, para enviarlas a un futuro mejor en un sitio lejano.

Trató de comunicarse con la estación espacial de Krymg, pero su dispositivo Ter-Star no tenía la energía suficiente para alcanzar esa distancia. Lo máximo que pudo dilucidar es que se encontraba a más de 543 yardaxñes de su lugar de origen. Unos 200 pársecs aproximadamente. Su desesperación aumentó, pero con un optimismo digno de admirarse para cualquier explorador espacial, decidió esperar y ponerse a pensar en alguna solución rápida y sencilla. ¿Cómo avanzó tanta distancia? No lo sabía, después de todo, ni siquiera tenía jerarquía. A sujetos como él no se les impartían clases técnicas sobre esas cuestiones, y verdaderamente tampoco era lo suyo. Solo entendía algunas cosas. Tal vez es por eso que pudo quedarse tranquilo. A pesar de todo, era alguien bastante perspicaz y pudo plantearse la pregunta: ¿Por qué estaría él ahí? ¿Por qué lo seleccionaron?
Nunca estuvo informado de la catástrofe. Lo máximo que él recuerda del momento anterior a ser introducido en la cápsula es el encendido de una alarma que se extendió por las principales ciudades del planeta. Él había tenido suerte, no solo se encontraba en el territorio de la facción con más poder de su especie, sino que en una ciudad rica, que pudo prosperar y estar por encima de las otras gracias al avance científico y lógico de los principales ciudadanos, que lograron llevarlos a la gloria.

Pasó más de una semana, y ya era momento de comenzar a pensar qué había pasado. Cuando estaba buscando su ración de alimento periódica que era normal encontrarse en cada cápsula de escape por protocolo de seguridad y gracias a una reforma del Parlamento, encontró una nota holográfica, escrita en un lenguaje simple y vulgar, que le explicaba la situación.

Jargdaz, un explorador que apenas había iniciado, un sujeto apasionado por el descubrimiento de localidades, especies e individuos, había sido dejado a la deriva por una purga que se hace cada siglo en Krymg. Se abolieron las formas no racionales de pensamiento, y a pesar de que eran sujetos muy estrictos, se recibió la orden de no solo eyectar silenciosa y herméticamente a los individuos más inútiles y peligrosos para la sociedad, sino que de no informar nada a ninguno de los "afortunados" seleccionados también. El grandioso explorador con más valentía que un coronel Hyixas terminó a la deriva. Después de meses, solo colapsó en su cápsula de escape, no sin antes enviar un mensaje holográfico donde resumía su historia de sufrimiento constante, que llegará a la estación espacial de Krymg en miles de años. Probablemente cuando se hayan desarrollado formas de comunicación incompatibles con las anteriores. Nadie podrá verlo de nuevo.

Cápsula de escapeWhere stories live. Discover now