but that's alright

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El agua de la bañera ya estaba fría y Jimin no sabría decir cuánto tiempo había pasado. Estaba tiritando, pero no sólo por la temperatura del ambiente. Su cuerpo no paraba de moverse al compás de sus sollozos y de sus ojos seguían cayendo las tan amargamente conocidas lágrimas.

Tendría que estar acostumbrado a esa sensación, a la sensación de ahogo, del cansancio físico y emocional que empleaba para controlar a su lobo, de ya no poder soportarlo más, pero al parecer no era así. Podía sentir la camiseta blanca de Jungkook adherida como una segunda piel, junto con el resto de su ropa, mientras de fondo oía las súplicas de su novio para que abriera la puerta, como si de una melodía lejana se tratasen.

Pero el omega sí escuchaba los lamentos de su alfa y arañaba dentro de él para que le dejara entrar. Jimin no estaba ciego, a través del vínculo le llegaban la preocupación y el malestar de su novio, pero se negaba rotundamente a dejarle pasar, aunque eso significara tener que pelearse con su parte más primitiva, la cual llevaba dos días sin hacer acto de presencia. También sabía que Jeon podría tirar la puerta abajo si quisiese, pero por experiencias pasadas (que habían acabado con Jimin transformado en lobo, gruñidos y mordiscos por aquí, inmobiliario destrozado por allá, y Jungkook teniendo que sacar al suyo también para someterlo y tranquilizarlo), no lo haría.

Analizó con ojos pesados el tan familiar cuarto, blanco e impecable a simple vista, pero con unas imperfecciones muy visibles para él. No pudo evitar compararlo con su relación. Dios, ¿a qué punto habían llegado para encontrarle siquiera alguna similitud? No pudo evitar que los recientes acontecimientos vinieran a su cabeza como un chorro de agua helada y se le escapó un gemido ahogado. ¿Siempre tenían que acabar así?

Siempre no, se recordó.

>>Los gritos y los insultos llovían de ambas partes, como ya llevaba siendo costumbre desde hacía un par de meses. Los vecinos ya ni se inmutaban, mucho menos se atrevían a llamar para darles un toque de atención. La discusión estaba en su máximo apogeo, con Jimin moviendo las manos de un lado para otro dando énfasis a sus argumentos mientras Jungkook utilizaba su voz, más grave producto de su enfado, y su enorme cuerpo para intimidar a su pequeña pareja.

—¿Te estás oyendo? ¡Taehyung es mi amigo! ¿Ya no puedo ni salir con él? Esto es increíble. No puedes controlar todo lo que hago, Jungkook, no puedes. Eso ya sí que no. Controla a tu alfa, te lo digo muy en serio. —El rubio se cruzó de brazos, apenas unos centímetros separándole del causante de las peleas constantes que habían empezado a tener, dando a entender que no cedería ni cambiaría su opinión. Taehyung era como un hermano para él, llevaban toda la vida juntos como quien dice, y no dejaría de verlo por el ridículo berrinche de Jungkook.

—Ese lo único que quiere es tenerte en su cama. ¿Te crees que soy ciego? Sé cómo te mira. ¡Por Dios Jimin, es un alfa! ¿Tengo que explicarte cómo funciona esto? —Al omega le cosquilleó la nariz al sentir el fuerte y picante aroma que se instaló en el salón. Estaba seguro de que ambos habían empezado a soltar feromonas como locos y que el contrario podía olerlo también.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que deje de verlo porque te ha dado la vena de alfa dominante y egoísta? No. —El famoso aplomo de Jimin se hizo presente. Sabía que era peligroso retar a un alfa, más aún si estaba enfadado, pero la posesividad de su novio estaba sobrepasando los límites. Quizás se había dado cuenta de ello un poco tarde.

—¿No? —Las alarmas del más bajito saltaron en cuanto oyó un gruñido acompañar la interrogación. Jungkook empezó a respirar ruidosamente, su pecho subiendo y bajando a gran velocidad mientras cerraba los ojos y su lengua empujaba su mejilla. —Normalmente me gusta tu determinación, pero nos está causando muchos problemas. —Jimin soltó un bufido, girando la cabeza a un lado, producto de su indignación.

Love the Way You LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora