No es fácil ponerle un titulo a una historia, ni tampoco es fácil decir un adiós, sabiendo que no has escrito del todo el libro de tu vida.
Abrí los ojos y encontré a mi madre llorando a mi lado, no sabia por qué, pero al verla allí, de esa manera, se me rompió el corazón a trozos. Notaba como me costaba respirar, sentía un extraño dolor algo molesto en el pecho. Me intento levantar de esa camilla, a lo que mi madre se aproxima lo mas rápido evitando que lo haga. Me coge del brazo izquierdo, me da un beso en la mejilla y mirando al medico que entraba justo por la puerta me dice - ¡Todo saldrá bien! -.