Elizabeth

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Llegaba de casa de mi abuela con la intención de poder ir a ver a mi mejor amigo que había llegado de Argentina. Sus padres se habían separado y claro, su madre se tuvo que ir a vivir a la otra punta del planeta solo con el simple hecho de no volver a ver a su ex- marido.

Recuerdo que esa tarde estaba demasiado oscura, la nubes que forraban el cielo azul de Madrid hacían que miles de gotas de lluvia cayeran a toda velocidad hacia la carretera.

De camino a mí destino un perro de raza desconocida se tropezó delante de mí. Con ansias de poder darle un pequeño bocado a cualquiera que pasase por ahí. Huí rápidamente del lugar, saltando una pequeña verja de hierro y tropezándome hasta caer en el suelo arañandome por completo toda la espalda de arriba a bajo, mojándome gracias a los pequeños charcos formados por las últimas lluvias y llenándome de barro hasta las orejas. Al intentar ponerme de pie sentí una pequeña mano en mi hombro derecho, levanté la mirada y observé como esa delicada sonrisa que iluminaba como si de un rayo de sol se tratara se acercaba a mí rápidamente.

- Oye, ¿estás bien? - Me dijo con voz preocupada y a su vez con algo de burla.
- Si, tranquila no es nada - . Dije con rostro serio aunque algo avergonzado al ver aquel rostro tan hermoso que no se por que, pero me llamaba tanto la a tensión.
- ¡Ven conmigo, parece que esos arañazos no tienen buena pinta!-

La seguí hasta su casa. Al llegar me fije en las grandes ventanas y en las paredes de color gris oscuro que le daban un toque algo frío. Al entrar me lleve una gran sorpresa, todo era al revés de como se veía por fuera. Las paredes, los muebles, la decoración , todo era demasiado cálido por dentro. Subimos a su dormitorio, y sacó del armario un pequeño botiquín, con unas gasas y betadine.

Pasó sus delicadas manos por mi espalda, haciendo que un intenso escalofrío recorriera por mi cuerpo, a la vez que me ardían las pequeñas heridas.Cuando acabó de curarme, bajamos al salón. Allí enfrente de la televisión, sentados mirando una serie nos pusimos a hablar.
- Bueno, muchas gracias por reconstruirme -. Le dije con una sonrisa. Ella asintió quedándose en silencio mirándome fijamente .
- Y bueno, ¿como es tu nombre?- dije ya que ni siquiera sabia como se llamaba.
- Elizabeth bronw - dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿ Y tú?, ¿ Cómo se llama el hombre gallina ? Se puso las manos en la cara y le empezó una especie de ataque de risa .
Me sonroje todo al recordar lo sucedido y al llamarme de esa manera me sentí algo molesto e incomodo. En ese momento se me escapó una leve sonrisa y con las dos manos por encima de la cabeza dije: - Me llamo zack -. Ella asintió y me estrechó la mano. - Encantada zack , dijo con tono orgullosa.
- ¡Bueno ya es hora de que me vaya, muchas gracias por curarme las heridas! , ¡espero vernos pronto!- Le dije despidiéndome de ella y saliendo por la puerta con la intención de no volverme a encontrar con aquel monstruo de cuatro patas.

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2018 ⏰

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