Epílogo

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Cada despertar tenía aroma a trigo seco y calabazas. Era algo difícil la vida de campo siendo independiente, tras vivir toda una vida en la ciudad. El primer día sembrando Taehyung pensaba que los pulmones se le caerían a pedazos y que se despellejaría al ponerse la tarde, pero con el tiempo, ya no era tan sacrificado. Todo era cosa de tiempo, y después de tres años, Taehyung tenía las manos de un agricultor.


Seokjin, que a simple vista podría haber parecido delicado, tenía más experiencia en lo que tenía que ver con cultivar y ver crecer la cosecha que Taehyung. Le ayudaba siempre que podía, ya que principalmente estaba dedicado a cocinar y cuidar los animales.


Yoongi les había prestado un caballo y una carreta pequeña para poder hacer negocios con la ciudad más cercana. Namjoon les entregó una pareja de corderos que rápidamente se habían reproducido, recordando aquella vez en que Taehyung les llevó uno para mejorar la situación. Sentía que debía devolverle el favor al menor. También ya tenían una parvada de gallinas que los habían hecho surgir.


La tierra era fértil y el futuro también.


Taehyung salió una tarde a vender parte de lo que había cosechado, como cada día. Yoongi tenía muy buenas semillas, por lo que había conseguido unas papas maravillosas para negociar. Una señora envuelta en un chándal negro se acercó a comprarle, y cuando estiraron sus manos para hacer el intercambio, reconoció el rostro de su madre, y por supuesto que ella también lo reconoció a él.


La mujer se congeló en su lugar. Tenía el rostro avejentado y sufrido. Dio las gracias, sin dejar de mirarlo a los ojos, pero Tae no tuvo miedo y ella lo supo.


"Hijo..." le dijo a Taehyung, con la voz quebrada

"Siga guardando su luto señora, su hijo murió"


La mujer se quedó un momento quieta, derramó un par de lágrimas y luego asintió con la cabeza, musitando un débil "es cierto". Levantó la mirada, vio a Taehyung directo a las pupilas y dijo "yo lo maté". Luego miró hacia otro lado, para luego seguir su camino.


Taehyung sujetó fuertemente las riendas y no se sintió muerto hasta llegar a la casa y abrazar a Seokjin. Jin tenía las manos con cebolla y ajo pero no le importó que sus dedos se enredaran en su cabello. "¿Qué pasó, amor?" le preguntó al verlo llorar, y Taehyung le contó todo, desde el sombrío semblante de su madre hasta el cruce de palabras.


Su madre había sido devorada por la culpa.


Jin lo apretó fuerte contra su cuerpo y le sirvió un té de hierbas. Le ofreció un cigarro, pues Jin parecía calmarse fumando, pero Taehyung nunca le encontró el gusto a fumar.


Mientras Tae bebía de la taza, Jin encendió el brasero para abrigarse, y puso unas masas de pan a cocerse sobre una rejilla encima del objeto incandescente. Luego se acercó, con las manos tibias, a acariciar las de Taehyung.


"Nos tenemos a nosotros y mi familia"

"Es verdad. No necesitamos a nadie más, Jin"


Antes de dormir, comieron el pan y tomaron una copa de vino, sentados en la banca de madera tras la cabaña. El sol se estaba poniendo y dibujaba un juego de luces con las siluetas de los árboles.


Por mucho tiempo Jin pensó que se casaría y tendría a un montón de niños corriendo por la casa, mientras él estaría hundido en la miseria de vivir una vida que no quería. Taehyung lo había hecho cuestionarse, y ya no veía el porvenir si no era con él, y así también el más joven había aprendido que Jin era mucho más que una etiqueta.


El silencio reinaba en la cabaña cuando Yoongi entró con una caja de duraznos, que dejó en el piso, y salió a saludar, llevándoles uno cada uno para que los probaran. Luego volvió a su propia casa.


Taehyung mordió el durazno y empezó a reírse.


"Esto me trae demasiados recuerdos" dijo sonriente

Jin miró su durazno. "Oh Dios, es cierto, esa vez en tu casa, Yoongi llevó de estos... me diste un beso, el primero"

"Éramos tan... clandestinos"


Jin mordió su durazno, recordando ese tiempo... aquellos escapes con el otro chico, los besos a escondidas, las manos estampadas en la piel sudorosa, el sabor de Tae en la boca, el cuerpo que le iba a explotar, pero que debía apagarse porque siempre había alguien cerca dispuesto a juzgar.


No era muy distinto a lo que vivían en ese momento. En la calle no se mostraban como una pareja, el cariño quedaba atrás, las manos sueltas, el corazón frío.


"Seguimos siéndolo, Tae"

"Orgullosamente, Jin"


Taehyung lo miró con ojos dormidos. Y Jin supo que podía estar contento de tener que ir a dormir y dejarse envolver en los brazos de quien amaba, aunque fuera en secreto, en medio de la nada, y con una caja de duraznos como testigo.


Habían encontrado paz.  




Ya, este sí que es el fin de los fines! No hay más! hahaha~

Espero que les haya gustado. Muchas gracias por leer! Besos y abrazos! ♥

Lean mi nueva historia o morirán https://www.wattpad.com/myworks/151069520-caress-of-venus-jin-x-bts

Clandestine {TaeJin}Where stories live. Discover now