El inicio de recordar las noches de sus temores.

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Son las dos y cuarto de la tarde, fin de las clases. Los murmullos son cada vez más fuertes, la campana suena menos, las sillas y las mesas están todas desordenadas y Hannah buscaba su cuaderno dónde apuntaba todo lo que había sucedido cuando tenía diecisiete años.

—Es cuatro de Julio de mil novecientos noventa y siete, oigo las sirenas y veo los cristales rotos de un robo reciente, corro por los techos, a veces soy equilibrista cuando paso por las tuberías, gasto las suelas de mis tenis. Esa es la gran mayoría de mi vida. — lee Lorena del cuaderno que le quitó a Hannah.

-—¡OYE!— gritó Hannah a todo pulmón— Ese es MÍ cuaderno, ladrona— dijo más suave.

—¿Dónde dice TÚ nombre?— respondió Lorena, riéndose.

Hannah se dirigió a ella para poder recuperar el cuaderno que Lorena le había robado de una forma muy original.

—Pues aquí pone mi nombre— declaró, fingiendo que iba a darle una patada.

—No me pegues.— susurró Lorena, asustada soltando el cuaderno mientras Hannah lo recogía.

—¡Gracias, Lorena por soltar el cuaderno!—gritó, riéndose y corriendo encima de las mesas.

Hannah guardó en su mochila el cuaderno y, a su vez, sacando su móvil para dejarlo en el suelo del patio.

—Perdón ¿Estás bien ...?—preguntó Tom, mandando una indirecta para que dijera su nombre.

—Sí, fue culpa mía. Soy Hannah.—dijo Hannah, levantándose.

—Encantado Hannah, soy Tom.— contestó, recogiendo el teléfono.

—Igualmente, Tom.— dijo recogiendolo.

Ambos se agacharon para recogerlo pero sucedió un inesperado momento romántico, los cuales Hannah odiaba.

-—Perd...—replicó Tom, sin terminar la frase al ver la acción de Hannah.

Hannah se levantó inmediatamente al ver que sus manos se iban a rozar, los dos se iban a alzar de su sitio, estaban a punto de sonrojarse.

—Gracias, Tom por recogermermelo.— dijo, cogiendolo y dando media vuelta.

—De...— dijo Tom, desanimado, pensó que ese momento iba a ser el de una película de amor.

Hannah, triste por lo que pasó con Tom, decidió sacar su ''diario'' y comenzó a leer el cuaderno que había dejado incompleto cuando ella tenía diecisiete años, y que, por una razón, Hannah no volvió a escribir en ese cuaderno, pero eso no significaba que no lo protegiese.

—Ahhh.—suspiró, Hannah.

—Hola, Hannah.—saludó una voz misteriosa, era de una chica que estaba justo a la diagonal derecha.

—Ay, hola.—comentó Hannah de manera alegre, girandose al momento.

Su amiga, Andrea y ella, empezaron a hablar como de costumbre.

-—Oye, Hannah ¿Qué es ese cuaderno?—preguntó olvidadiza su amiga de la infancia.

—Emm...—dijo Hannah, meditando que decirle.

—Es el cuaderno ¿verdad?— inquirió Andrea.

—Sí.—afirmó Hannah.

—No entiendo que tan malo fue, la misma policía lo dijo, debes afrontarlo y sentirte, no orgullosa, pero sí contenta de estar aquí.

—Ya, pero...—objetó Hannah timidamente—No sé como hacerlo y ambas estamos ocupadas estudiando juntas.

—Sí, pero ya no hay examenes asi que...— dijo Andrea, dandole emoción­— ¡a leerlo!—exclamó con seriedad en su voz.

Andrea llevó a Hannah a su casa, como suelen hacer.

­—Ya llegué.— avisó Andrea.

­—Andrea ¿hoy tus padres salían a un viaje de negocios?— preguntó Hannah.

—Es cierto.­— dijo Andrea.

Ambas hicieron la misma rutina que hacían cuando iban a la casa de la otra, comer, lavar los platos... Una vez terminado todo, ambas se dirijieron a la habitación de Andrea y se sentaron en la cama a leer el cuaderno.

—Ahora toca leerlo— suspiró Hannah.


Agradecimientos a:

R0yalFawN, por ayudarme en persona a darme una opción diferente y que el libro sea más atractivo.

Mi ''Onee-san'' por ayudarme a que esta parte tenga conexión con el resto del libro.

A todas las personas que leen este libro.

En quince noches. (1º parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora