CAPÍTULO 1

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Sólo se escuchaba el murmullo del riachuelo bajo nuestros pies. Incluso el viento se había detenido para observar como dos desconocidos se miraban sin decir nada.

Estaba demasiado nerviosa para que me viniera palabra alguna a la mente,nunca me había pasado semejante situación y no me imaginaba que pudiera pasar, este bosque estaba deshabitado de personas.

El muchacho seguía ahí de pie, mirándome con cautela. No parecía que fuera peligroso, pero nunca hay que confiar en las apariencias. Estaba intentando idear un plan para escapar, pero él parecía más veloz que yo. Me sacaba como una cabeza, así que en fuerza seguramente también tenía las de perder. Decidí usar la cabeza.

Salí de mi escondrijo, dejé que me viera y me puse en frente de él y alcé la barbilla.

—¿Quién eres y porque estás en este bosque? — El extraño sonrió, supongo que se sorprendió.

— Estoy buscando la aldea Tara, me dijeron que allí me podrían dar trabajo y cobijo. ¿Vives en el bosque o cerca? Es raro ver a una muchacha sola en un bosque desierto.

— No me has respondido a mi pregunta.— Me crucé de brazos.

— Oh, perdona los modales, soy Lyon.— Me hizo una pequeña reverencia.— ¿Y tú eres...?

— Danna. ¿No eres ningún rufián o estafador?— Le observe. Decidí no decirle que era la próxima líder.

— Te puedo dar mi palabra Danna. — Se puso la mano en el corazón. Parecía ser sincero, pero aún no me lo creía del todo. Había algo en el que me hacía sospechar. Sin embargo quería estar cerca de mi pueblo o al menos de la entrada, por si ocurría algo.— Tú tampoco has respondido mi pregunta, por cierto.

— Vivo en Tara, puedo llevarte hasta allí, pero no creas que va a ser tan fácil, tenemos a una sacerdotisa que te observará y verá tus verdaderas intenciones. Sígueme.— Empecé a caminar de regreso a la aldea. No me gustaba la idea de darle la espalda al tal Lyon, pero me mantendría en guardia.

— Muchas Gracias, de verdad. Supongo que te habré asustado con mis pintas.— Dijo con una carcajada. No estaba mal encaminado, pero no tenía que parecer débil, yo todo lo contrario.

— Sólo me sorprendiste porque por aquí no he visto nunca a nadie, aunque tu ropaje tampoco ayuda.— se rió y le miré de reojo.

Llevaba una capa negra con plumas de cuervo en los hombros, con una camisa abierta, pantalones de cuero y botas. También llevaba un laúd, lo cual me llamó la atención. Era rubio y atractivo, para que negarlo.

— ¿Quién te dijo que aquí podías tener refugio?

— Unos mercaderes que estaban por la zona, me dijeron que es el pueblo más grande de aquí. Además, sentí que debía venir aquí, eso es todo.

Lo último que me extrañó bastante, pero decidí no preguntarle el motivo.

Me paré en seco. No había pensado en que no me podían ver con él, descubrirían que he estado en el bosque y las consecuencias serían bastante duras.

—¿Ocurre algo?

— No me pueden ver contigo, es decir, es una larga historia, pero no le puedes decir a la reina Mebd que yo te he guiado hasta aquí ¿De acuerdo?— Me giré para escuchar mejor su respuesta.

Pero creía que estaba más lejos. Me quedé hipnotizada por esos ojos azules como el mar. Él también se sorprendió, pues estábamos relativamente cerca. Realmente tenía harmonía en su rostro...
Me giré de nuevo y seguí andando a paso ligero, como si ese extraño suceso no hubiera pasado.

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2018 ⏰

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