Capitulo 1

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No sé como empezar, tal vez por el principio. Eran dos que se convirtieron en uno. Ella, llamada Katherine de cabello rubio y ojos azules, complexion delgada pero no mucho, unas pecas bailaban sobre sus mejillas y era blanca pero un blanco que no llega a ser albino. Él, llamado Ryan parecía estar hecho a su misma medida, cabello dorado por el sol pero de ojos verdes como la hierba, verde intenso de mirada penetrante, he de decir que iba al gym con lo cual estaba en forma.

Katherine era pintora, adoraba el arte y quería vivir de los cuadros aunque realmente nadie quería sus cuadros por ser tan reales y únicos, decían verdades con solo mirar sus trazos. Así que pintaba en casa con esperanza de que alguien quisiese su trabajo, de que alguien apostara por ella. Entonces fue cuando el destino puso a Ryan en el camino, era dueño de una galería de arte, tenía una vida exitosa y una mujer maravillosa con la que esperaba un hijo. El lector se preguntara, ¿si está casado como que ambas vidas se cruzaron? Y es que ella vió un anuncio de la inauguración de otra galería cerca de su barrio, en Manhattan, quiso ir y demostrar que valía pero...

-No Cecil, he dicho que no, no pienso ir. Ya nadie valora lo que hago y la pintura la dejé como un hobbie.-Dijo ella

-Kathy no pierdes nada por intentarlo, tal vez tu verdad cautive y tú no quieres verlo por miedo al rechazo.-Dijo Cecil

-¿Qué? ¡No! Tonterias. Además no tengo que ponerme, todos mis outlooks ya han sido usados para intentar causar buena impresión.-Dice ironicamente

-Calla y sigueme.

Entonces fue cuando la llevó de compras, cosa que le gustaba mucho a Cecil pero poco a Katherine. Las princesas no existen puesto que hoy en día se reinvindica mucho de ser independiente respecto a un hombre, pero la dejó como algo parecido. Un vestido de color rojo de satén precioso, que iba atado al cuello muy sutilmente y alguna que otra pedrería acorde a su color de ojos y un pelo recogido que dejaba ver su magnifico cuello. Ella no parecía estar convencida de la idea, pero cogió su mejor cuadro, el de una pareja semidesnuda frente al mar, y se fue a la galería. Rumbo a un nuevo destino.

Basado en una sin tituloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora