Only

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—Kirishima.

Nada.

—Hey, Kirishima.

Nada.

De.

Nada.

—¡Qué me contestes, hijo de..!

El timbre del ascensor enfrente suyo suena como un silenciador a sus palabras y Bakugou gruñe frustrado ante la interrupción, queriendo explotar aquella máquina de metal.

¡En todo la jodida semana el maldito de Kirishima le ha ignorado!

Maldición ¿Acaso él había hecho algo mal?

...

Bueno, tal vez no debió de explotar aquel oso de peluche que encontró en la mañana en su cama.. ¡Pero era su culpa! Lo tenía a él, ¿Para qué rayos necesitaría un maldito juguete cual abrazar en las noches? ¡Él podía suplir ese rol toda su vida! ¡Y gratis!

...

Y tal vez, sólo tal vez.. No debió de hacerle esa jugarreta con quemar aquella cortina de flamas que tanto le gustaba..

O romper su ventana al mandar a volar su saco de boxeo..

O cambiar los tintes y volver su cabello rosa..

Y...

Uh.

Bueno. Ya entendió, hizo todo malditamente mal en esas últimas semanas.

¡Pero eso no era razón como para ignorarlo!

Bueno tal vez sí, pero...

"Maldición" Piensa frustrado entrando junto con Kirishima a la cabina. Es de noche, y ellos fueron los últimos en salir de las duchas, pues Bakugou había intentado por todos los medios –más privados ya que a cierto rubio no le gustaba ser quien tenga que rogar– llamar la atención de Kirishima, no teniendo resultado. —Kirishima.. No me vengas con esta mierda. —Menciona otra vez frente a él y el pelirrojo lo ignora. El rubio gruñe encolerizado y se acerca amenazante hacia el contrario.

—¡Joder, háblame imbé..! —calla pues el menor ha cerrado las puertas del ascensor y ha presionado todos los botones de todos los malditos pisos, siendo su sección de último en presionar. —¿¡Qué mierd..!? —otra vez es interrumpido y atraído hacia una de las paredes del ascensor, intenta gritar pero al momento en que abre la boca, Kirishima planta un beso en sus labios.

"¿¡Pero qué...!?"

Sus ojos se agrandan pero le cuesta seguir teniéndolos así, pues la lengua del pelirrojo ya ha invadido su boca, jugando ambas sinhueso de manera lasciva. Su respiración se entrecorta y trata de obtener una mínima separación por aire más lo único que consigue es que Kirishima se pegue aún más a él. No, joder no. ¿Porqué rayos le estaba besando? Espera... ¿En donde estaban? ¿Qué estaba haciendo...? Aquellos carnosos labios no lo dejaban pensar, suspiros escapan de su boca y sin mucho esfuerzo de lo contrario, se rinde atrayendo con sus brazos el cuello contrario, apegándose y devorándose aún más.

Juntar, mover, lamer, morder y chupar, un ciclo continuo con tantos jadeos de por medio, escuchan el pitido del ascensor llegando a su primer destino, y después de unos segundos, cerrándose y dirigiéndose hacia el siguiente piso. Menor importancia no le podían dar. La saliva escurre y ahora sus manos desesperadas trazan un erótico camino, en busca del roce de piel a piel. La mente del mayor está en blanco, y cualquier intento de pensamiento se ve opacado ante un nuevo movimiento de la boca de Kirishima.

—Mhnmgh.. —Sus belfos se separan, no duran mucho tiempo, Kirishima ha tomado aire y lo ha besado de nuevo. — ¡Hnmph...! —Jadea, pues el rubio se siente asfixiar. Aquella tibia lengua lo está enloqueciendo, su rostro se descoloca en tonos rojizos y no sabe si es por el beso, aquellas manos en su cadera bajando o simplemente la falta de aire. Ladea la cabeza y toma una gran bocanada de aquel oxígeno que tanto ansía, más el pelirrojo lo ha vuelto a tomar de la cabeza y lo ha besado de nuevo, otra vez, caliente, fogoso...

Excitante.

El ascensor ha parado ya por tercera vez, pero hacen caso omiso a aquello. Sus lenguas se entrelazan en una danza, se separan y se vuelven a juntar. Sus cabezas giran para intentar alcanzar besarse más profundo, cegándolos. El ascensor se vuelve a cerrar y la típica música del aparato resuena, escondiendo sus gemidos y gruñidos casuales.

—Kirishima... basta. —El rubio siente su ceño cambiar de una manera rara, no es el típico rostro fruncido que da cuando esta enojado. Sus ojos ahora está entrecerrados, su boca callada por la otra y sus mejillas adormecidas por la fuerte presión de las manos del menor en ellas. Sus cejas están en una longitud diferente, nueva, muy rara y demasiado vergonzosa. —Kiris.. Mhnmgh. —Sus palabras se ven calladas y espasmos de placer lo obligan a dejarse hacer, en tacto frío del moreno pasa por debajo de su camiseta, acariciando y pellizcando con suavidad sus protuberancias rosas. Una de sus rodillas está rozando con su entrepierna, y en un solo movimiento, cambian de posición, siendo ahora el rubio encima del pelirrojo, sentado por encima de su ya notable erección.

Un hilo de saliva une sus bocas cuando ambos se separan, jadeando por en esfuerzo dado; el ascensor se ha detenido y las puertas se abren dando a la luz el piso de ambos.

Kirishima se levanta.

—Espérame en la habitación, Katsuki. —Murmura el pelirrojo saliendo de aquel pequeño espacio.

Bakugou siente que puede soltar un jadeo fuerte en cualquier momento.

Mierda.

AscensorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora