Cuarto Amor

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Habia perdido la cuenta de cuantas botellas se habia tomado hasta el momento, estaba desecho por dentro sentia su precho arder cada vez que levantaba la vista y lo veia ahi en el centro de salon bailando, abrazando y festejando tan alegre, ¡iba a casarse mañana, joder! Claro que estaba feliz, pero para zoro era el infierno, lo amaba desde hace años, quiza desde la universidad o mucho antes de eso, ya ni eso tenia claro.

Estaba desecho por amarlo tanto y de esa manera tan descomunal, estaba desecho por desear que eso fuera solo una pesadilla, por querer con todas sus fuerzas que abandonara todo eso y lo amara a el, zoro estaba bastante desecho.

Tomo un trago mas largo de la botella mas fuerte del lugar, a lo lejos lo vio sonreirle de una manera tan hermosa y radiante que no pudo evitar sentir ese calor en el pecho, esas mariposas en su estomago, aunque estuviera consiente que no era por el, resignado levanto la botella en su mano y correspondio la sonrisa pero con menos brillo y menor intensidad.

Suspiro amargamente odiando todos esos sentimientos mientras se undia en la miseria de sus propios pensamientos, tanto que no se dio cuenta que luffy llevaba a su lado ya bastante tiempo, y pudo seguir asi si el pelinegro no se hubiera atrevido a tomar el siguente paso.

-zoro- llamo suave y con cautela poniendo su mano en el hombro ajeno, y odiando la cara de dolor que se dibujaba en su peliverde, apreto un poco su agarre en el hombro mostrandole su apoyo y esperando a que se animara a decirle algo.

-¿por que sigues aqui?- fue lo que solto despues de un rato, luffy sabia que no se referia a ese momento sino a todo este tiempo en el que solo lo vio sufrir por ese amor no correspondido.

-nunca me ire, zoro, no podria, nunca lo hare- lo jalo hacia si mismo colando la cabeza contraria en su hombro, sintiendo su corazon estrujarse con el primer gimoteo de zoro, y solo empeoro cuando sintio la humedad de las lagrimas en su hombro -zoro- susurro despasio sosteniendolo mas fuerte -deja de amarlo, dejame amarte, dejame solo dejame amarte- le dijo al oido con el corazon latiendole a mil arriesgando la amistad con esas palabras, pero estaba harto de verlo sufrir por alguien que nunca lo amaria ni la mitad de lo que el lo hace, por alguien que ni siquiera ha visto su brillo mientras que el ya a descubierto el diamante que era.

No esperaba una respuesta, ni nada por el estilo, pero al sentir la cabeza del otro moverse en forma de afirmacion supo que apesar de sufrir por sus lagrimas era el dia que mas habia esperado en mucho tiempo.

Zoro y sus AmoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora