Capítulo 2

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Punto de inflexión. 

Ahora que todo se había puesto en marcha tal y como había planeado, necesitaba reflexionar, pararme un momento y pensar perfectamente en el siguiente movimiento, el cuál debía de llevar a cabo en poco tiempo. Él no es de los que se andan con rodeos, tenía que actuar rápido si quería que todo saliese bien. 

El backstage del club era un lugar bastante cutre pero al menos no olía a gato mojado como otros lugares donde había actuado. Estuve allí durante al menos media hora, intentando elaborar de la mejor forma lo que iba a hacer a continuación. Me había tomado más de un par de copas, por lo que aunque no era al cien por cien yo, todavía era consciente de mis acciones. El único punto a favor, era que me notaba mucho más segura de mí misma, sabía que podía con todo y que iba a ser capaz de esto y mucho más. Ya eran pasadas las 3 a.m. por lo que la cantidad de gente que había en el local había disminuido. Antes de salir, ya sabía que él todavía estaba ahí, lo más probable es que tuviese alguna mujer encima, pero eso no era ningún inconveniente, todo lo contrario, podía sacar alguna ventaja de eso.

Fui hacia la zona de reservados donde además de él, había gente que conocía del mundo del espectáculo. Tal y como había imaginado, estaba intercambiando saliva con una chica y tal y como sabía estaba más pendiente de lo que pasaba alrededor suya que de la chica que tenía sobre sus piernas, por lo que cuando me tuvo en su ángulo de visión mientras me acercaba hacia el grupo de personas que conocía, a través del rabillo del ojo, pude ver como rápidamente apartó a la chica y se puso en pie. Intentaba seguir la conversación que tenía el grupo, pero mi mente estaba en otro lado, concretamente en todo lo que él hacía. Estaba inquieto, lo notaba, no paraba de hacer pequeños movimientos como si estuviese al borde de un ataque de nervios. En estos momentos, existía una cuerda que nos unía a los dos, que estaba tensa y a punto de quebrarse. Él quería acercarse, lo notaba, para seguir vacilándome y yo quería que lo hiciese, para que todo siguiese en marcha. Como me estaba cansando del juego de a ver quien aguantaba más sin acercarse, decidir romper la tensión yo. Me despedí del grupo con el que me encontraba y me dirigí hacia él, a cada paso que daba, oleadas de seguridad, provocadas más por el alcohol que por mí misma, me embriagaban. Me apoyé en la barra con la intención de pedirme otra copa.

- Se te van a desgastar los ojos de tanto mirarme, Antón.

- Bueno, por lo menos he conseguido que vinieses.

- Si crees que vas a acostarte conmigo por el simple hecho de ser quién eres, estás muy equivocado. 

- No sé por qué piensas eso, deberías de conocerme antes de juzgarme, ¿no crees?

Me quedé un momento en silencio, mirando la copa que me acababan de servir. Tenía que reconocer que me acababa de destrozar, hipotéticamente hablando.

- Vaya, siento si te has ofendido, pero esa es la imagen que tú has estado dando. Además, no creo que la intención que tenías con la chica de antes era la de jugar a las cartas precisamente.

- No es lo mismo...

- ¿Ah no? 

- Pues no, aunque parezca sorprendente, hay chicas que prefiero conocer antes que acostarme con ellas a la primera de cambio. 

- Pues corre a conocerla. 

- A ella no me refiero - dijo mientras daba un paso hacia mí, para volver a quedar a escasos centímetros. Nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos y de forma natural, comencé a reírme, así porque sí - ¿Se puede saber de qué demonios te ríes ahora? 

- Jajajaja lo siento, lo juro, no sé ni por qué me he empezado a reír - todo esto lo dije entre risas y vocalizando realmente poco.

- Dios, he entendido la mitad de lo que me has dicho.

En ese momento, comenzó a reírse como yo había seguido haciendo. Sin darme cuenta, me quedé totalmente embobada escuchando su risa y viendo como se encogía por el ataque. En menos de dos segundos, reaccioné y me recordé a mí misma el plan. Me recompuse  y bebí un trago de la copa. Él seguía mirándome con aquella sonrisa arrogante, que en ocasiones me seguía dando escalofríos solamente al recordar los momentos del pasado. 

- Oye, ¿ha pasado algo? Que te has puesto muy seria de repente.

- Mmmm no, estoy perfectamente. 

- ¿Estás segura?

- Pues claro. 

- Por un momento no estabas a la defensiva. Es que desde que me he acercado a ti parecía como si te hubiese hecho algo malo y que yo sepa no te había visto antes.

Me quedé mirándolo, en esos instantes estaba haciendo un esfuerzo enorme por no echarme a llorar. Todas las escenas de mi pasado en las que él estaba presente, pasaron por mi mente. Traté de respirar profundamente para no ponerme a hiperventilar. ¿Cómo era posible que no recordarse a la chica a la que le había hecho la vida imposible durante años? ¿Cómo no se daba cuenta de quién era realmente? 

- ¿Seguro que estás bien?

- Que sí, será efecto del alcohol o algo. Voy a ir al baño.

Comencé a caminar hacia el lavabo, de repente, todo me daba vueltas. Me maldije a mí misma por no haber parado cuando debía. Lo primero que hice al llegar fue echarme agua con mucho cuidado en la nuca y en la cara. Alguien abrió la puerta y ahí estaba él, mi esperado príncipe azul. 

- ¿Una de las bases para ser músico no es saber leer? Es el baño de mujeres, inútil - dije mucho más calmada.

- ¿Y una de las bases para aceptar ayuda no es mantener el pico cerrado? 

- No necesito tu ayuda. 

- Ya lo sé, pero aún así me apetece, tampoco tengo nada mejor que hacer.

- Seguro que la rubia esa te estará esperando por ahí.

- Te aseguro que ya estará encima de otro con un poco de pasta. 

- Vaya concepto tienes de las mujeres.

- De ese tipo de mujeres. Yo las respeto a todas y cada una, pero hay algunas que no es que sean especialmente un logro para la sociedad. Además, tú tienes prejuicios con los que hacemos música urbana. 

- ¿Yo? Mentira, mis prejuicios eran contigo.

- ¿Y se puede saber por qué los tenías conmigo y no con otros? - lo dijo mientras daba un paso hacia mí. 

- Los sigo teniendo, no hables en pasado.

- No esquives mi pregunta - vuelve a dar otro paso.

En esos momentos, estaba tan cerca que podía notar su respiración, como el aire entraba y salía de sus fosas nasales. Sinceramente, no me esperaba esa pregunta. Me había quedado totalmente en blanco y no sabía que responder. Traté de mantenerme lo más seria posible, sin mostrar señales de nerviosismo. 

- ¿Podrías devolverme mi espacio vital? Ves, esto es a lo que me refiero. 

- Sigues sin contestarme con sinceridad, lo he notado, eso solo ha sido una válvula de escape. 

- ¿Te puedes callar ya? 

- Si me lo pides así...

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2018 ⏰

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