Advertencias: Shota. El fic maneja temas de pedofilia y religiosos.
Autor: Haruka Eastwood
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S
asuke torció un gesto afable, sumergiéndose en sus pensamientos. "Servir a Dios" normalmente es la respuesta más común cuando le preguntas a un sacerdote ¿por qué eligió serlo? En su caso esa respuesta era incorrecta. "Estar más cerca del creador" y "Difundir su palabra" son algunas de las opciones, pero en este momento ninguna aplica, ni siquiera se acercan a sus verdaderos motivos.
Evidentemente no negaba que había dicho eso en más de una ocasión, ya que decir: "hubiera preferido ser maestro para estar cerca de niños, más específicamente varones, porque desde siempre he tenido una extraña fijación con ellos" no es correcto. Tal vez la palabra que más lo define es... pederasta...
Y claramente recuerda que hace siete años, cuando solo tenía diecinueve, se enamoró perdidamente de un niño, uno hermoso, inocente y puro. Su nombre era Sai… si, era porque murió. En aquel entonces solo tenía ocho años, en un principio Sasuke se conformaba con mirarlo de cerca, tomarle fotos y regalarle dulces —ventaja de ser vecinos— pero un día eso ya no fue suficiente y le robó un beso. Dentro de la magnífica inocencia de Sai, solo se sonrojo y lo miró con aquellos enormes y resplandecientes ojos.
—Será nuestro secreto —susurró antes de volverlo a besar.
Desde entonces, ya le interesaba convertirse en sacerdote y "alejarse del mal camino", aquel lleno de tentaciones mórbidas y pecados tan tentadores que muchas veces estuvo a punto de sucumbir ante ellos. Evidentemente sus intenciones de ser un hombre únicamente al servicio de dios se vinieron abajo y Sai no ayudaba mucho. Gracias a que sus padres trabajaban, él amablemente se ofreció a cuidarlo, y nadie desconfiaba del inocente Sasuke Uchiha que pasaba sus días rezando, cuando verdaderamente era un lobo en piel de oveja.
Así que durante los siguientes ocho meses, se dedicó a darle todo tipo de amor, maravillado con las expresiones avergonzadas o los interminables pucheros. Desgraciadamente todo terminó una fría noche de diciembre en donde salió a cenar con sus padres y un conductor ebrio impactó su auto. Está demás decir que nadie sobrevivió.
En cuanto a él, se convenció de que todo pasa por algo, teniendo que enfrascarse en sus estudios bíblicos, pero como todo buen religioso plagado de hipocresía que es, el pecado se presenta nuevamente ante él, esta vez se trata de un pequeño niño rubio, de resplandeciente sonrisa y maravillosos ojos azules.
Cada domingo, asiste a misa en compañía de su abuelo, el Señor Jiraiya, un hombre mayor, viudo y con demasiados problemas, entre ellos está el pequeño Naruto, su encantador nieto y el protagonista de sus fantasías.
La ventaja de todo era que al vivir en un pueblo pequeño, es imposible no enterarse de la vida privada de las personas, y la de Naruto es del completo interés de Sasuke. Su padre abandonó a su madre desde que se enteró que estaba embarazada, desgraciadamente ella era una mujer joven y enfermiza, por lo que no resistió el parto y falleció. El señor Jiraiya no tuvo más hijos, e inmediatamente se convirtió en el único familiar vivo de Naruto.
Actualmente es un hombre de setenta y cinco años, quien debe velar por el bienestar de un lindo niño de tan solo diez.
—Pueden ir con Dios —sonrió ladinamente, dando por terminada la misa.
Era algo tan monótono que no había necesidad de concentrarse en ningún momento. Algunas personas se acercaban a saludarlo, otras simplemente se retiraron para seguir con sus vidas, y al cabo de quince minutos, la iglesia estaba casi vacía, a excepción de dos personas que caminaron lentamente hacia él.
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Dulce pecado
FanfictionLo amaba, amaba incondicionalmente a ese pequeño niño rubio de resplandeciente sonrisa y maravillosos ojos azules. Sasuke x Naruto