Todos la miran sonreír pero su sonrisa cambio, aun que intente aparentar normalidad y estabilidad no es lo mismo. Sus tíos no dejaban de estar preocupados, como si de una enfermedad se tratara todos hacían lo posible por hacer la sonreír de verdad.-¿No tienen sabor?-. Pregunto su tío Linguini al ver a su sobrina negando con la cabeza, su mirada se perdía en la sopa de su plato, consumiéndolo delicadamente. Ella había vuelto a trabajar normal, arreglando las mesas y repartiendo pedidos. A la hora de entregar ella era seguida a "escondidas" por Garu, el esperaba que no volviera a topar se con Tobe a escondidas.
Ella no era ninguna tonta y percibía la presencia de Garu, hacia sus entregas con normalidad, en algún punto del día ella desaparecía de la vista de el. Ching siempre ayudaba a su amiga a escabullirse, ella entendía algo de lo que Pucca podía sentir y por ello traicionaba a Garu y a los tíos de ella a pesar de que querían lo mejor para ella.
Solía escapar e ir a la guarida de Tobe, ocultaba en su motocicleta un tazón de fideos y se sentaba en la entrada pensando que todo tendría una explicación y aun si no fuera así ella lo esperaría con un plato de comida, solía pensar que él saldría de entre los bambús cansado y hambriento. Sinceramente tenia miedo de que no regresara, de que algo le hubiera pasado o que se hubiera olvidado de ella. Suelen pasar horas estando ahí sentada mirando al frente suspirando, revisando el plato de fideos hasta el anochecer (Se a enfriado de nuevo) piensa a la vez que se acuesta en el suelo, su mirada vacía busca reflejar la silueta de el en las sombras formadas por los árboles, bambús incluyendo los sonidos de los animales al pisar la ramas y hojas secas dando le una falsa esperanza. -Todo parece indicar que el no volverá pero ella no se quiere resignar-. Fue lo que le dijo Ching a Abyo a escondidas después de un mes de hacer lo mismo sin notar que Pucca estaba en las cercanías en ese momento. Mirando que ya era muy tarde decidió regresar a su casa, sabia que sus tíos estarían preocupados por ella.
A la entrada del restaurante Garu siempre se encontraba ahí al final del día, esperando por ella. Preocupado por ella al seguir siendo ignorado, la tomo del brazo para impedir que entrara al restaurante. Ella no le daba importancia y se detuvo, ya era normal que el ninja de pelo negro tomara una cámara que escondía, sacara una foto de ellos dos y con ello por alguna razón él pensaba que volvería a ver el mismo brillo que tenia Pucca en las fotos que tenia de niña.
Nadie se había atrevido a hablar de frente con ella, mucho menos su mejor amiga a la que siempre le contaba todo, tenían miedo de decir le que dejara de pensar en Tobe por que tal vez nunca lo volvería a ver. Las flores de la aldea comenzaron a ser escasas y todos pensaban que estaba relacionado con la tristeza de Pucca o una maldición relacionada con ella.
-Desde aquel día su mirada cambio, su personalidad y nunca volvió a atar su cabello en dos coletas, lo trae suelto desde a noche que Garu la encontró sola-.Platicaban los tíos e Pucca entre si.
Garu P.O.V
No puedo entender que fue lo que él le hizo pero no lo perdonare, sus tíos me han dado el cargo de guardián para ella. Sigo intentando de todo para que ella regrese a como era antes de que ellos dos se encontraran.
Tengo que obligar a Abyo a contarme todo lo que le dice Ching para saber que es lo que hace Pucca a escondidas, el suele negarse y después de un tiempo mire detrás de mi a Won, la ave de Ching que amenazaba a Abyo. La aldea ya no es la misma, he dejado de entrenar para estar al pendiente de ella. Ahora mismo siento como si no encajara como antes , me siento incomodo pero aun así trato de comprender que es lo que Pucca quiere.
Quiero a la Pucca de siempre, quiero que vuelva esa grandiosa chica, me acostumbre tanto a como me trataba que cuando dejo de hacer lo supe lo que sentía por ella, nunca creí que ella cambiaría e incluso en año nuevo ella se encerró dos días en su cuarto sin dejar pasar a nadie.
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Amor Prohibido ||Tobecca
FanfictionLos sentimientos hacia alguien no son duraderos, llega el día que una acción mínima puede romper el corazón de alguien y un corazón roto no se arregla con disculpas.