1

12 1 0
                                    

Bella

Olvidar, esa era mi única meta esta noche y la cumplí.

Me olvidé de todos los que me hicieron daño y me centré en mí.

Mike me estaba mirando desde el sillón que estaba frente a mi, mientras yo me movía al ritmo de la música. Lento, subía y bajaba tocando mi cuerpo, movía mis caderas sensualmente mientras le miraba.

Noté unas manos en mi cintura y como un cuerpo se acercaba por atrás pegándose completamente a mi, no me importó.

Seguí bailando, cerré mis ojos dejándome llevar, pero sabía que no iba a durar mucho. Mike ya había llegado, separó bruscamente al chico de mi lado y le pegó de lleno un puñetazo en la nariz y sin darle tiempo a que el chico le pegara me cogió bruscamente sacándome de allí, dirección a los baños.
Fue directamente al lavabo saltándose la larga cola de espera y oyendo a toda la gente quejándose, pero no le importó y a mí tampoco. Entró en la primera puerta que vio abierta y me pegó contra la pared, arrinconándome y dejándome sin ninguna escapatoria para salir.

- Eres una zorra asquerosa, cuantas veces te tengo que decir que eres mía. Estoy harto de ti, me estás tocando los cojones esta noche y como no pares ya sabes lo que te espera, ya no hay nadie que me frene a si que estate quietecita - sus ojos inyectados de sangre a causa del alcohol me miraron, pero ya no me deban miedo.

Hace un año me hubiera puesto a llorar suplicando su perdón para que no me hiciera nada pero ahora lo disfrutaba más que nunca. Me encantaba ver cómo se le hinchaba la vena de la frente a punto de estallar y como se ponía rojo de la furia.

Solté una carcajada que lo enfureció aún más, y conseguí alejarme un poco de él echándole para atrás y poniendo una distancia entre nosotros.

- Mike, cariño, hace bastante tiempo que dejaste de tener ese poder sobre mí, suéltame si no quieres que te parta la puta boca. No me molestes más y pírate de aquí, déjame sola.

- Estás muy equivocada, sigues viviendo en mi casa así que compórtate si no quieres dormir en la calle.

Y tenía razón, el único motivo por el que seguía con él, era porque mi familia no me dejaba entrar a mi casa. La última vez que lo intenté vino la policía, así que ya pasaba de esos rollos, ya no más.

- Deja de creerte superior a mí, porque en este juego voy ganando yo y ten por seguro que nunca me vas a ganar. Así que hazte un favor a ti misma y deja hacer el ridículo, por el bien de todos. - dicho esto se fue dejándome sola en el baño.

No voy a decir que sus palabras me dolieron, pero si me molestaron. Lo odiaba y quería salir de su casa lo más pronto posible, pero la principal razón por la que no lo hacía era que no tenía dinero y la segunda, que no tenía a nadie a quien acudir.

No quería pensar más en eso, así que saqué una pequeña bolsita que guardaba dentro del sujetador. Y me hice una raya con el polvo blanco, para seguidamente, esnifarla.
Y esta era la solución de mis problemas, mi única amiga y la que más me ayudaba.

Me limpié los restos que quedaban en la nariz y me dispuse a ir otra vez a la pista de baile.

Al salir del baño me choqué con alguien y al levantar la mirada me quedé unos segundos paralizada.

Era Olivia, la que fue mi mejor amiga. Me miraba al igual que yo a ella, y me sonrió.

Hipócrita.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 16, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

EmptyWhere stories live. Discover now