Prólogo.

50 6 0
                                    

Las viejas escaleras de madera crujieron bajo su peso,enviando un estremecimiento a lo largo de su columna vertebral. El aire era inusualmente frío,levantando carne de gallina en sus brazos. Las alfombras que adornaban el suelo estaban cubiertas por una ligera capa de polvillo,que al pisarlo,salía disparado hacia sus zapatillas ya arruinadas,dejando manchones marrones aquí y allá. Las velas que alumbraban el descenso tenían una llama demasiado luminosa,demasiado potente,y al acercarse,ella se dio cuenta que también se mantenían inmóviles. El corazón le latía descontrolado en el pecho y la respiración le salía temblorosa como lo estaban sus manos,todo su cuerpo dolía de lo tenso que estaba,esperando cualquier cosa,con el miedo calándole las entrañas.
Ella se preguntaba,y no por primera vez: ¿Iba a servir aquello?.¿En qué se estaba metiendo?. Pero tampoco podía echarse atrás,ella necesitaba…
Mordió su labio inferior mientras sus pies se detenían en el último escalón.
Frente a ella se estiraba un largo pasillo oscuro y silencioso,en el cuál un estrecho camino parecía estar iluminado por reflectores. Era una imagen extraña,¿de dónde salía esa luz?. Y la oscuridad... Era una oscuridad que parecía imposible de penetrar,una oscuridad que podía tragarte,y nunca dejarte ir,si te aproximabas,era ese tipo de oscuridad del que estaban hechas las pesadillas,pero ella podía ver un pequeño halo de luz en lo que parecía ser el fondo del pasillo.
Tienes que continuar,se decía una y otra vez,mientras tomaba pasos temblorosos. No puedes dejarlo,no puedes no puedes.
Ella tomó aire,cuando se adentró en la oscuridad. Ésta parecía querer aspirar su alma,y ella no sabía si el movimiento que pensaba sentir era sólo producto del miedo que la engullía,o si...
Un paso tras otro,se adentró en el largo corredor,manteniéndose en el camino brillante,con el sudor cayéndole por las sienes y la mente maquinando escenario tras otro de qué podría pasar si ella a penas y rozaba la oscuridad. Un rápido vistazo hacia arriba le confirmó sus pensamientos,no había ningún reflector,ningún foco,ningun objeto que fuese la fuente de la luz. Ésta parecía existir por sí sola,y parecía ir haciéndose más y más estrecha a medida que se acercaba al halo de luz del fondo.
Tomó una respiración profunda,y continuó con su camino,ignorando lo fría que su piel estaba,casi hasta el punto de dolor,y se preguntó:¿qué encontraría del otro lado?,¿habría alguien…algo,esperándola?. Y lo más importante,¿iba a poder cumplir su deseo?.
Su mano se apretó alrededor del objeto en su mano,y con lágrimas en los ojos,imploró a cualquier ser que la estuviese escuchando.
Un jadeo se le escapó al detenerse frente a lo que parecía una pequeña tienda,le recordaba a las tiendas de los viejos cines,en las cuáles se vendían los boletos. Las ventanas estaban un poco opacas y la pintura morada de la caseta estaba empezando a caerse.
Ella se acercó un paso más.
Y no había nadie.
Se tragó el malestar y se acercó un paso más,apoyando la mano en la madera suave,e inclinando un poco la cabeza.
—¿H-hola?.
Su voz parecía hacer eco,y su cuerpo se tensó al escuchar la extensión de este. Parecía nunca terminar,a pesar de que iba haciendose más y más bajo,y ella se preguntó qué longitud tendría el lugar en el que había entrado.
Un pequeño toquecito en su mano la hizo saltar y soltar un grito que levantó sus propios cabellos de la nuca.
Un…algo se paraba frente a ella. No podía decir qué era,porque el negro cubría su totalidad,hasta su rostro,ella no podía adivinar si era algún tipo de máscara o sólo oscuridad. Se paraba frente a ella con una quietud escalofriante,y de alguna manera,parecía estar observándola.
—Bienvenida,Sira.

Magic shop - MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora