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Sira se giró con un gemido,enterrándose aun más en la calidez de las colchas,mientras luchaba por abrir los ojos.
Su boca se sentía extrañamente seca,y le dolía todo el cuerpo. Un tambor parecía haberse instalado en su cabeza y tenía la punta de los dedos congelados. Su pecho se sentía...extrañamente vacío.
Estiró una mano hacia el lado izquierdo,como de costumbre,y el corazón le cayó en picada al encontrarlo vacío y helado. Nadie había estado ocupándolo.
Se sentó de golpe,gimiendo una vez más cuando su cabeza parecía rodar fuera de sí.
¿Había sido todo un loco sueño?.¿De verdad podría habérselo imaginado todo?. Ella recordaba el frío y el sonido y las velas inmóviles,recordaba el listón celeste que había apretado con tanta fuerza entre su puño,y recordaba deslizarlo sobre la suave madera hacia esa mano oscura.
Y luego nada.
¿Podría ser que él se había levantado temprano?.¿O no haberse acostado para nada?.
Ella recordaba las peleas tontas que habían surgido por eso. Cómo ella se iba a acostar temprano,molesta con él por ser tan tozudo,y por no cuidar de sí mismo. Recordaba cuando minutos después,la cama se hundía del lado izquierdo y él se inclinaba sobre ella -quién estaba dándole la espalda con total propósito-,y le susurraba un lo siento sobre la piel de la sien,dejando un suave beso,y prometiéndole escribir sólo un párrafo más,y luego se le uniría. Ella no le contestaba,pero él sabia que lo había escuchado,y se alejaba con pasos suaves,para volver en unos minutos más y deslizarse a su lado,pegándose completamente a su espalda y llenando de besos la piel de su nuca.
Ella nunca podía mantenerse enojada.
Sira se mordió el labio inferior,quitándose las colchas de encima,se encaminó hacia el cuarto de baño. La luz estaba apagada,pero de igual manera echó un rápido vistazo dentro,para encontrarlo vacío.
Sus pies descalzos se arrastraron sobre el suelo de madera,mientras abría la puerta de la habitación y salía al pasillo,retorciendo sus dedos.
—¿Yoongi?.—llamó en el silencio que habitaba en la casa. Con el corazón acelerado,recorrió cada rincón del pequeño lugar,en busca de la persona por la cuál había sacrificado un trozo de su felicidad.
Pero sólo estaba ella.
Sira se dirigió hacia la cocina,dejándose caer en una de las sillas,sintiendo cómo el frío de la misma le calaba la piel,poniendo su piel de gallina. Dejó caer su cabeza en sus manos,suspirando,suprimiendo las ganas de llorar mientras el tan conocido dolor le atacaba el corazón una vez más.
Ella estaba rodeada de recuerdos. Las fotos de su rostro sonriente estaban colgadas en las paredes,los papeles de su última obra estaban en el mismo lugar donde los había dejado la última vez,esperando por su regreso.
Todo el hogar,incluida ella,esperaba por alguien que no iba a volver.

Magic shop - MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora