You've got to hide your love away

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Los Rivera no querían a Hiro. Así de simple, de seca y de fría era la situación del novio de Miguel. Cuando eran amigos no había gran problema, para ellos, Hiro era sólo el chico extranjero que simpatizaba con Miguel, el que hablaba raro (y no se referían precisamente a su idioma nativo), el segundo compañero favorito de la pequeña Coco para jugar. En fin, Hiro no parecía ser un problema, hasta que se les ocurrió anunciar oficialmente su noviazgo, entonces comenzaron a prestarle verdadera atención. 

Que porque ni español hablaba, que jamas se entenderían siendo tan diferentes, que sus dientes, que no se peina, ¡Por favor! Miguel no era tonto, lo que no le gustaba a su familia de Hiro, es que era hombre.

Pero ¿Era realmente tan importante? Para Miguel no lo era; mientras Hiro siguiera contándole sus problemas por creer que era el único que lo escucharía, mientras siguiera emocionándose con sus inventos e hiciera lo posible por qué Miguel los entendiera para compartir su alegría, mientras siguiera haciendo un esfuerzo sobre humano para contener su timidez cuando Miguel le hacía cariños en público, mientras siguiera amándolo de la misma forma en que el mexicano lo hacía. Nada importaba, ni su edad, su nacionalidad, su género, nada que no fuera su amor correspondido.

Pero ninguna de esas razones convencía a su familia, con lo tradicionalistas que eran, dudaba mucho que lo fueran a aceptar algún día. Pero ultimadamente, al que le gustaba y al que tenía que convencer, era a Miguel y a nadie más.

No dejaron de ser novios, no importando que llevaban ya casi un año sin verse, Hiro ya no podía permitirse pasar tiempo en México al no ser alojado como antes por los Rivera, y Miguel tenía muy pocas posibilidades de ir a San Fransokyo. Más lo extrañaba de una manera tan desesperada que sin contarle nada, ahorró todo lo que ganaba, tanto ayudando a su familia con la zapatería, como cantando y tocando su guitarra en el escenario, cafés, bares o la calle.
Cuando tuvo ahorrado lo suficiente, su visa, pasaporte y maleta listos, quedaban sólo tres cosas por arreglar.

HiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora