Capítulo extra I

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—¿Y las niñas? —le pregunto a mi guapo esposo tendiéndole una copa de champagne.

—Ya se durmieron —toma un sorbo de su bebida y me agarra por la cintura —Te extrañé hermosa —susurra sensualmente.

Yo también lo extrañe, Dios lo extrañe demasiado, cada noche me abrazaba a su almohada, usaba sus camisas, olía su delicioso perfume, pero nada fue suficiente. Lo quería a él y sólo él, para que me abrazase y me besase sólo como él puede hacerlo.

Dispuesta hacerle saber lo mucho que lo necesité estos días, bebo mi copa de un solo trago y la dejo en la mesa de noche de nuestra habitación. Sin perder tiempo arropo su nuca con mis manos y estrecho nuestros labios en un delicioso beso, su boca me sabe a gloria, hundo mi lengua en sus recovecos y lo escucho gemir, lo siento ponerse duro con tan solo mi beso y eso me excita.

Mi hombre sexy se aparta de mis labios para acabar el contenido de su copa. Al terminar deja su copa junto a la mía y vuelve al ataque contra mis labios, esta vez el beso lo domina él en todo su esplendor mientras que yo me dejo hacer, me toma en sus brazos y yo deseosa abrazo sus caderas con mis piernas, da unos pasos apresurados sin dejar de besarme hasta que siento mi espalda impactar contra el la fría puerta de nuestra habitación de juegos.

—¡Diablos madame! —murmura excitado corriendo sus deliciosos besos por mi cuello.

Aún me enciende la forma en que su deliciosa y ronca voz suelta esa palabra, soy su madame, su esposa, su dominatriz y eso me calienta de sobremanera.

—Abre la puerta —le ordeno mientras besa mi escote. Sin apartarse de mí hace lo que le pido, una vez adentro enciendo la luz roja de la habitación y ordeno —Quiero que me desnudes, me poses sobre el sillón y luego te desnudes para mí ¿Entendido?

—Si madame.

Me deja en el suelo y siento mis piernas hechas una gelatina ante tantos besos. Mi amor toma mi rostro en sus manos para darme un delicado pico, después de su gesto de amor toma entre sus dedos el cierre de mi vestido, lo desliza con lentitud mientras me devora con la mirada. Me encanta cuando sus hermosos ojos azules pierden su color y se ponen negros de pasión, me mira con ganas de comerme y su gesto me enciende, deseo que hagamos todo lo que pasa por su mente pervertida.

Cuando el vestido esta reunido en mis pies lame mis piernas para que las levante, primero una, luego la otra y empieza a subir por ellas con besos para sacar mi tanga. Toma la pretina entre sus dedos y al dejar desnudo de mi monte de venus deja allí un beso y aspira mi olor.

—¡Delicioso! — dice y deja un delicado beso sobre los labios de mi sexo.

Desliza la tela por mis piernas, las cuales besa con deseo hasta que me saca la ropa interior. Se coloca de pies y vuelve a besar mi boca con total entrega, disfruto de sentir su lengua probarme, sus dientes morder labios y sus manos jugar con los gafetes de mi sostén,  lo suelta y tras bajar ambas tiras de mis hombros quedo totalmente desnuda y deseosa para mi marido.

—Hermosa madame —me toma de nuevo entre sus brazos y besa mis senos.

Con mimo me deposita sobre el precioso sillón de cuero, al verlo apartarse monto cada pierna en el reposabrazos y quedo totalmente expuesta a mi ferviente sumiso. Chris sonríe al verme y mientras sus ojos se deleitan con lo que le enseño se va quitando la ropa. La respiración se me agita al ver su torso descubierto, es una delicia verlo así y oh por Dios, se me tranca los pulmones al ver como desliza los pantalones y su bóxer destapando su pene.

¡Qué delicia! Lo extrañe tanto. Haberlo saboreado en el ascensor hace unas horas no bastaron, lo deseo dentro de mí, quiero pasármelo por todo el cuerpo, introducirlo dentro de mí y disfrutar como sólo puedo con él.

Dominatriz (Capítulos Extras) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora