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La música aturde y más a corta distancia de un parlante, a tal punto que deja de ser música y pasa a ser ruido. No lo entiendo, no entiendo nada que se supone que el cantante quiere transmitir, estoy mareada. Pienso que veo las ondas sonoras bailar frente a mis ojos como olas en la arena. Siento que vuelo, mi mirada esta perdida y mis brazos siguen el serpentear de las olas invisibles.

Sonrio. Cierro y abro los ojos lentamente. Respiro, siento mis pulmones vaciarse y llenarse lentamente. Siento la boca seca y los pies dormidos, quiero reir, pero no tengo voz, estoy perdiendo el control sobre mis facciones. En mi mente todo se deforma, siento que mi alma sale y observa mi cuerpo desfigurado por las olas, me doy miedo, pero comienzo a reír. Mis risas van aumentando el volumen conforme vuelvo a mi cuerpo y las olas se tranquilizan cuando deja de soplar el viento, me siento pesada y mis pies siguen en un profundo sueño, asi que cuando trato de levantarme gateo un par de metros, hasta que mis manos también se cansan y tiemblan, queriendo entrar también en un sueño profundo.

Me acuesto mirando hacia arriba, parpadeo lentamente, hasta que todo mi cuerpo se deja llevar por las olas, me adentro en el mar de la calma, me despido de la playa y mis ojos se cierran.

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Batallo para abrir mis ojos, parpadeo lentamente para aclimatar mi vista a la vez que me siento, despejo mi mente, o eso intento, alejo lo mas que puedo los efectos de la droga, todavia persiste el mareo, lo que significa que el bajón acecha de cerca.
Me maldigo por ser tan tonta de volver al vicio de siempre. Tanta terapia no funciona, necesito más que palabras bonitas, necesito un sedante, algo que apacigue el dolor.

Estoy cansada, y me acabo de despertar, trato de pararme y al hacerlo tiro un par de cosas que estaban en la mesa, trato de levantarlas pero me voy para adelante y mi estomago me traiciona y se vacia en un segundo, por lo visto, no comi nada anoche, ni antinoche, ni antes de eso. Solo veo vilis amarillo exparcido por la alfombra de piel,  lástima, el color blanco era muy bonito.

Ahora si consigo pararme, miro un poco más mi entorno, al no reconocerlo trato de salir. Tanteando paredes con manos torpes.

Escucho a lo lejos una puerta que rechina y trato de avanzar cuando caigo en una pared todavia no terminada de cemento. Al caer con el peso muerto de mi cuerpo raspo mis manos, rodillas y mentón. Ahora si maldiciendo en voz alta.

-Joder, al parecer fue un error pensar que te controlarias- interviene alguien más

Me toma de por debajo de las axilas y me sostiene sobre si, para conducirme hacia una habitación al final del pasillo. Trato de colaborar para que no le cueste tanto, pero al intentarlo mis pies se doblan y de mi pierna tira un dolor agudo, hago mala cara y esta persona desconocida me maldice y toma esta vez por la cintura para así ponerme sobre su hombro.

-Igual que siempre, tratas de ayudar y terminas por fastidiarla más- refunfuña mientras consigue acomodarme

Me deja recostada en una cama suave, y le agradezco por medio de susurros y palabras extrañas. Me revolotea un poco el pelo y me desea dulces sueños.

Vuelvo a dormirme profundamente, esta vez sin la ayuda de las olas.

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-Hayley, hey, pequeña despierta, ya es hora de levantarse- susurra con voz dulce Ana, nuestra empleada, mientras me sacude el hombro

Lucho internamente con la fatiga y consigo incorporarme. Le dedico una sonrisa y deshago con mis manos los intensos nudos de mi cabello. Me estiro un poco y decido levantarme.

Aún con la ropa de ayer me dirijo hacia la cocina donde encuentro a mi hermano menor.

-Hey, Thomas

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2018 ⏰

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HayleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora