Los caprichos del destino.

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-Que bueno que llegaste petarda- fue el saludo de tu hermana dos años mayor que tú, y tu archienemiga número uno, o así la concebías por ese entonces con dieciséis años se creía superior al resto del mundo, y al parecer nació primero especialmente para torturarte sin tregua.

La ignoraste como siempre lo hacías, y fuiste directo a donde tu madre a entregar el azúcar, al parecer habías interrumpido una álgida discusión entre ambas, y si hubieses imaginado de que se trataba seguro hubieses preferido quedarte en la tienda del mello, discutiendo futuros planes de boda entre su gordo hijo y tú, cualquier cosa que te librara de lo que se avecinaba, viste a la odiosa de Adriana esbozar en tu dirección una macabra sonrisa mientras comenzaba a argumentar hacia tu madre., tuviste un fatal presentimiento pero ya era tarde para correr, tu karma era instantáneo y esta era la prueba de ello.

-mama y si Mireya me acompaña? Con lo santurrona que es, puede ser la chaperona que crees que necesito.

-no sé de qué se trata pero no, absolutamente, no voy a cuidarle el culo a Adriana, olvídalo, -casi gritaste, sin darte cuenta que la palabra culo al parecer no podía salir de la boca de una señorita, según tu sabia madre, gracias a ello te ganaste una mirada de advertencia.

-lo siento, está bien, no pienso cuidarla, señalaste asqueada a tu hermana, y levantaste las manos en señal de que estaba decidido.

-Lo que sea no cuentes conmigo, es más- , agarraste un cuchillo imaginario y lo pasaste por la garganta, en señal de una imaginaria muerte, haz de cuenta que no existo Adriana, y le sacaste la lengua en señal de burla.

-eso hizo sonreír un poco a tu madre, y te gano una levantada de cejas de Adriana en una advertencia velada sobre que nada estaba decidido aún.

-Lo ves? Si convences a Mireya entonces lo pensare-, fue la respuesta de tu madre, y la mueca de victoria que tu hermana la malvada hizo, te supuso un inevitable final a todo aquello.

-De eso me encargo yo mama no tienes que preocuparte, pero el sábado , este sábado es la primera reunión, no sé por qué eres así conmigo, al moscorrofio, lo dijo mientras te señalaba, - jamás le niegas un permiso.

-Porque ella nunca lo pide, no seas dramática y descarada, sabes bien la fama que te has granjeado en el barrio, me sacas dolores de cabeza cada vez que puedes, has tenido más novios con 16 años que clavos tiene esta casa, y esta casa está construida en madera Adriana así que han sido muchos,

Pensaste en ese momento en cuanta razón tenía tu madre , aunque ella no llegaba a enterarse ni dela mitad de las aventuras de la malvada como llamabas a Adriana, sus historias harían ruborizar a cualquier prostituta , sus amigas le tenían miedo, la que era inteligente, lo cual era difícil encontrar entre sus amigas le escondían sus novios, porque si algo le gustaba a la malvada más que verse al espejo, o vivir de verga en verga, era quitarle los novios a cuanta mujer viera feliz y en una relación saludable, encontraba en destruir parejas un placer tan diabólico, que siempre creíste que podía ser la reencarnación de lilith, la diabla bíblica, enserio Adriana daba miedo, y si daba por hecho que se saldría con la suya en lo que fuera que estaba planeando seguro lo haría, no querías ni imaginarte en que te estaba metiendo ahora.

Preocupada te dirigías a la habitación, mientras la malvada te seguía los pasos, intentabas infructuosamente escapar a sus triquiñuelas, a sus horribles planes que siempre tenían intenciones poco claras o transparentes,

-Oye petarda,- la escuchaste decir, pero la ignoraste olímpicamente, aceleraste el paso para entrar a la habitación y cerrarle la puerta dejándola fuera, ojala de tu vida .

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⏰ Last updated: Aug 29, 2019 ⏰

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