-Hannia querida, baja del auto, sé que no es de tu agrado la casa pero es lo único que pude conseguir-
Mi padre tenía toda la razón, la casa no era para nada de mi agrado. Era una casa antigua, de color gris claro, nada espectacular para ser sincera, también estaba muy descuidada y con algunos vidrios rotos. Los jardines completamente secos, sin ninguna pizca de vida. Decidí bajar del auto para no hacer enojar a mi padre, parecía muy emocionado por empezar esta nueva vida.
-No pudiste haber escogido una casa más triste y deprimente que está papá- Dije muestras bajaba mis maletas cuidando que no cayera en el horrible charco de lodo que estaba justamente frente a la casa.
-Mi pequeña, prometo ahorrar el suficiente dinero para poder comprar una mejor casa, que sea grande y tenga hermosos jardines, y una chimenea, también ventanales gigantes para que entre la luz de el hermoso sol, y si todo sale bien te comprare más lápices de colores para que dibujes solo para mi y seas una gran artista, oh claro! Y no olvidemos las pinturas de todos los colores que imagines, para que tú habitación luzca igual de alegre y hermosa que tú, mi pequeña artista- beso mi mejilla.
Mi padre es sin duda la persona que más amo en este mundo, él siempre me apoya y me hace sentir muy especial; él es como los colores, igual de alegres y siempre logrando hacer mi vida mucho mejor.
-Deja de hacer tus dramas, y disfruta este nuevo lugar- Ella es mi hermana, se llama Natalia, su cabello es de castaño, un castaño muy claro y tiene unos hermosos ojos azules, papá dice que es igual a mamá. Yo no conocí a mamá, ella murió cuando me estaba dando a luz, debido a una complicación en el parto, nunca supe que más paso ese día, cada vez que intento tocar ese tema... mi padre evita hacerlo. Siento que yo soy la culpable de esto, aunque ya me ha dicho mi padre que no lo es.
Un ruido me sacó de mis pensamientos, parecía venir de la casa de al lado, era un ruido muy peculiar, cómo si arrastrarán cadenas.
- ¡papá! ¡¿son cadenas¡?- dije mientras me escondida detrás de mi padre.
-No hija, tal vez son ruidos de otra cosa, o tal vez tengan cadenas para que sus perros no escapen o por seguridad, tu hermana te volvió a contar esas historias sobre fantasmas? De seguro te volvió a decir que los fantasmas usan sábanas y cadea- miro a mi hermana molesto.
-Yo no le he contado nada de eso, debe ser ella la que toma el libro de fantasmas sin mi autorización, la otra vez entro a mi habitación y tomo de mi maquillaje para dibujar!-
-¡Eso no es cierto!- dije enojada
-¡Basta! Tranquilas, siempre pelean, es mejor ir ya no lo hagan y aprendan a vivís juntas, cuidándose la una a la otra, mejor entremos a la casa. Estoy ansioso por ver la decoración y aparte de eso debemos desempacar las maletas. Será un comienzo duro mis niñas, pero ya verán que valdrá la pena cada pequeño esfuerzo que hagamos.
Caminamos hacia la puerta de la casa, la puerta era de madera, una madera oscura, enmedio de la puerta había una especie de ventana de puro cristal, pero el cristal era demasiado hermoso para se cierto, tenía una rosa, realmente quedé fascinada; podría pintarla en una de las paredes de mi habitación.
-¿Están listas para conocer la nueva casa?- Dijo mi padre con una gran sonrisa cuadrada. Mi hermana y yo asentimos, en ese momento mi padre abrió la puerta de la casa.
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Gracias por leer este capítulo, y espero les allá gustado mucho, recuerden votarla y también hacerme observaciones, también si gustan compartirla con otras personas se los agradecería muchísimo. Hasta el siguiente capítulo
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Paredes De Colores
Teen Fiction¿Quieres dibujar? No sabes... Pues yo te ayudo, no soy la mejor dibujante pero no me rendiré hasta que tuviera se pinte de colores y haci dejes de llorar tanto... ¿Por qué lloras?