De juegos y celos, pt.2

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Hoseok se preguntaba si había un limite para lo que estaba sintiendo.

Nunca antes, en toda su vida, había sentido como si otro algo estuviera dentro de su cuerpo, más bien, como si su lobo no se sintiera a gusto en su piel. Era como si su lobo, ese ser que no podía ser él, Hoseok, tal vez ese ser egoísta e irracional que quería ahogarse en sus propios deseos lo estuviera manejando todo por su incontrolable instinto. Porque si fuera Hoseok, si fuera él, no estaría marcándolo con su olor o besando a Taehyung con deseo y un hambre voraz que jamás en sus veintidós años había sentido por alguien.

Él no solía ser dominado por sus instintos, mantenía en completa armonía a su lobo de una forma en la que respetaba el metro cuadrado de los demás para que respetaran el suyo. Incluso algunas de las novias Omegas que había tenido -y las más extrovertidas- se habían enojado con él porque su lobo tenía tan poco libido sexual a pesar de sus celos, que Hoseok pensaba que terminaría siendo virgen toda la vida. En ese entonces, a veces pensaba que algo andaba mal con él, porque no era normal que un Alfa joven y sano estuviera desinteresado por algo que todos sus amigos y conocidos encontraban que era normal, incluso sus hermanas, pero si alguien tenía la mayoría de culpa por la falta de deseo de Hoseok, eran sus hermanas. Entre tanto trabajo, tanta exuberancia por parte de ellas, habían hecho que Hoseok perdiera todo el interés por las Omegas a su alrededor, porque nadie había despertado gran interés en él. Y ni siquiera era algo en lo que pensaba después de sus celos porque los supresores hacían todo el trabajo. Tal vez la culpa la tenían los supresores.

Pero entonces había aparecido Taehyung. 

Tal cual en sus sueños más oscuros teñidos por el color rojo de la lujuria, entre sus brazos, gimiendo tan enloquecedoramente para él que era doloroso, había despertado en su lobo todo un torbellino de sensaciones, tan básicas como primitivas, que nunca había esperado sentir queriendo hacerlo suyo por completo. Tal vez se debía a lo sensible que era, porque temblaba bajo el toque de los dedos sudorosos del menor encima de su cuerpo porque no sabía cómo Taehyung tenía la fuerza suficiente si temblaba tanto como para tirarlo de espaldas y abrazar sus caderas con sus muslos, frotándose encima de él.

Tal vez porque no era Taehyung.

Era su lobo con sus ojos brillosos, buscando al lobo de Hoseok entre esas oleadas de dolor y placer al querer solamente una cosa. No eran Taehyung y Hoseok, eran los lobos que no hacían más que seguir sus instintos.

Pero Hoseok tenía que reaccionar, agarrarse a los hilos de la realidad que le tendían los supresores, porque la neblina de lujuria lo estaba cegando y si dejaba que las cosas resultaran como su cuerpo quería en vez de su racionalidad, todo se volvería un desastre. O tal vez por culpa de los supresores que mitigaban un poco la fuerza de su lobo provocaba que Hoseok estuviera más o menos consciente de lo que pasaba y sobre lo que pasaría. No podía arruinar la relación que quería tener con Taehyung, no podía hacer que todo fuera tan rápido con un chico al que apenas conocía. Ese no era Hoseok.

Pero las manos de Taehyung bajo su ropa, recorriendo su pecho con ansías, su boca dándole vida y siendo tan dulce como la miel, tan caliente que quemaba y ya no era doloroso, sino tan adictivo como el amor mismo lo nublaban cada vez más. Quería más de Taehyung como si se tratase de respirar bajo el agua. Sabía que pedir más de él sería como estallar en miles de pedacitos, igual que una supernova.

Necesitaba encontrar los limites para no destruir algo que ni siquiera habían creado.

Cuando sintió la mano de Taehyung recorrer su abdomen impacientemente hasta tocar el comienzo de su pantalón de chándal, Hoseok lo detuvo envolviendo su muñeca y poniendo la otra mano en su boca, girándose para quedar encima del Omega, quien gemía acalorado tras su mano con esos ojos que parecían devorarlo pedazo a pedazo.

Don't leave me // OMEGAVERSE // HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora