Mis ojos acariciaron
la gracia de su sonrisa ;
era otoño y la mañana
estaba lluviosa y fríaYo le conté que mi alma
soñaba una dulce vida
en que el amor fuera todo:
flores, penumbras y espinas.Le dije que ya llegaban
las tardes largas y frías
del invierno, y que las penas
eran mis únicas dichasMe miro sereno
y me dijo entre sonrisas
que ya hacía mucho tiempo
que en silencio me quería.