El autobús

1.6K 133 53
                                    

Pov Agoney

El primer día que pasó allí le había dicho a Raoul que había ido a ese lugar para trabajar, que pasaba de niñatos mimados como él, y ahora el que tenía un rebote y se negaba a ensayar era él.

Muy maduro de su parte.

Él haría como si nada, sacaría su parte profesional y ensayaría, teniendo en cuenta que esa misma noche debían actuar ya en el pueblo, pero tenía un problema. No quería ni verle la cara a su compañero, y a tozudo, no le ganaba nadie.

Se acostó de mal humor, y se levantó aún peor. Le ignoró noche y día de forma descarada, dejándole continuamente con la palabra en la boca, o soltándose de sus agarres de forma brusca, las veces que Raoul había intentado cogerle para hablar. Teniendo en cuenta lo juntos que habían estado últimamente, aquello era raro para los dos.

Nerea, que parecía haberse percatado de que algo pasaba aquella mañana, no tardó en abordarle cuando le pilló solo, pero sabía que era la menos indicada para contarle lo sucedido, por lo que no soltó trapo. Realmente su única opción era Mireya, pero su cercanía con Raoul le echaba atrás.

Hizo un barrido con la mirada, observando a todos sus compañeros en el desayuno, y llegó a la misma conclusión que la noche anterior.

Nadie le conocía. Había hecho buenas migas con todos en general, quitando excepciones que no quería nombrar, pero nadie le conocía en realidad. También era cierto que él no se había dado a conocer, y de hecho, la única persona a la que le había contado cosas más profundas sobre su vida, era Raoul.

Justo el que menos ganas tenía de ver.

Masticó con más fuerza de la necesaria al pensar en aquello, haciendo chirriar sus dientes, y provocando las quejas de los que tenía a su alrededor, por pura tiricia. En ese momento, su mirada se cruzó con la de rubio, que le miraba con duda. Por unos segundos se ablandó, por culpa de esos ojos, pero aquella idea se le esfumó de la cabeza cuando vio a quién tenía a su lado.

¿Cómo podía seguir como si nada con Aitana? Ni siquiera había ido a dormir al cuarto aquella noche, porque estaría con ella, probablemente.

Increíble.

No sabía si estaba ofendido o dolido, porque la mezcla de sentimientos que tenía era tal, que no lograba ni analizarse a sí mismo. Sentía rabia, hacia ambos, aunque Aitana no fuera culpable de nada, pero la rabia se quedaba en segundo lugar cuando se paraba a pensar en los momentos que había vivido con él aquellas semanas, y pasaba a ser un sentimiento más triste.

Sin embargo, lo peor de todo era entenderle en el fondo. Después de lo que le contó Raoul, era evidente que seguía teniendo sentimientos por Aitana, y fue él quien incitó al catalán en cada oportunidad que tuvo. Pero aun así, no. Aquello no estaba bien.

Notó que le pasaban un brazo por los hombros y se encontró con los ojos de Ricky. También fue consciente de que había otros ojos mirándole, o más bien, mirándoles. Aquello calmó un poco a su orgullo, y un deje de maldad cruzó su cabeza.

Podría ser muy hijo de puta, pero ese no era su estilo. Pero...


***


- Vale, recordad que a las 8:30 tenéis que estar todos en el bus, y el que no esté sentado, se quedará aquí tirado. – Todos sabían por quienes iban aquellas amenazas, pues siempre había algún tupé que no estaba arreglado a su hora. – Y aseguraos de que Mamen tiene la base de vuestras individuales.

Nature | RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora