Capítulo 1

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Su trabajo era conectar a seres humanos con otros... su trabajo era juntar a aquellas almas que estaban destinadas a estar juntas.
El trabajo del cupido 124-RangoB, Jeon Jungkook, consistía en enlazar los hilos 'colors' de las almas gemelas.

Él pensaba que su trabajo era totalmente aburrido, sin gracia y muy poco interesante. Después de todo, no podía sentir aquello que los seres humanos tanto gozaban... eso llamado amor.

Sin embargo, un día su monotonía quedó atrás, sus días se volvieron coloridos, como aquellos hilos que tantas veces había unido... Sus días se llenaron de luz. Y todo comenzó el día en el que conoció a Park Jimin.
Había resultado extraño cómo un humano podía verlo, podía hablarle, escucharlo y sobre todo... podía caerle tan bien.

Park Jimin era sin duda un ser muy especial. Practicamente un ángel que bendecia cada uno de los días de Jeon Jungkook.

—¿Entonces hoy le toca a él? ¿Puedes ver el hilo? — Preguntó Jimin con los ojos llenos de brillo mientras señalaba al sujeto sentado en una banca del Parque Central.

—Lo veo. Los hilos son de diferente color para cada par de personas en el mundo. Ustedes los humanos solo perciben una cantidad finita de colores, pero nosotros los cupidos no. Es infinita la gama de colores.

—Me encanta hablar contigo porque siempre dices cosas muy interesantes.

—No es para tanto.— Profirió avergonzado porque Jimin lo miraba muy fijamente. Ya este había mencionado antes que le gustaba el color de sus ojos y que por eso lo miraba fascinado la mayor parte del tiempo ya que según él, eran algo inusuales. Solo porque eran de diferente color. Sin embargo, para Jungkook era algo natural. Todos en su mundo poseían esa particularidad que los seres humanos conocían como heterocromía.

—¿Y con quién comparte ese hilo? ¿Logras ver a la otra persona?

—Sí. Está justamente frente a él. Aquel chico que está paseando a su perro tiene el hilo del mismo color que él.

—Wow. Entonces ahora solo debes amarrar sus hilos y listo ¿verdad?

— Sí.

—Asombroso. Cómo me gustaría poder ver esos hilos también, y ver cómo los unes. Anda, ve. ¿Qué estás esperando? Rápido, rápido.

—No sé por qué te emocionan tanto estas cosas, está bien... ya regreso.

Jungkook siempre fingía indiferencia ante Jimin, pero la verdad era que amaba estar en compañía de él. Amaba cómo este quedaba asombrado con cada pequeña cosa.
Jeon Jungkook deseó poder estar al lado de Jimin para siempre. Pero eso no era posible. No cuando él era un cupido y Jimin un humano.

Segundos después, estaba uniendo aquel par de hilos del mismo color. Al instante volvió al lado del humano Park Jimin.

—Listo. Ya hice mi trabajo. Ahora vamos.

—¿Qué no vas a ver cómo se conocen? Debe ser lo mas interesante. Su primera vez viéndose. Porque las personas cuyos hilos amarraste antes, ya se conocían.

—Nunca veo eso. No me importa. Solo hago mi trabajo.

—Que aburrido eres. Oye, dices que aún no puedes ver mi hilo ni hacia quien está conectado, ¿verdad?

—No. Tal vez estés asignado a algún otro cupido. No soy el único. O tal vez simplemente aún no tienes persona destinada.

—El día que pase, espero que seas tú el encargado, y me unas a mi persona destinada. Pero asegúrate de estar viendo cuando nos conozcamos. ¡Es algo especial y quiero que lo presencies!

Y algo dentro de Jungkook se quebró. No había explicación para aquel sentimiento tan doloroso que estaba quemando su pecho. Pero estaba seguro que dolía mucho y que no entendía la causa de ello.

—Está bien, si eso quieres.

—Es una promesa.

—Es una promesa.

Una dolorosa promesa que estaría cumpliendo semanas después, cuando logró ver al fin, el hilo color celeste que sobresalía del dedo anular de Park Jimin.
Tenía miedo. Jeon Jungkook tenía miedo por primera vez en su vida.
No le diría nada a Jimin. No sabía por qué no quería decirle nada a Jimin.

Solo corrió en cuanto lo vio y cerró sus ojos cuando estuvo muy lejos.
No quería ver... Tenía miedo.
No quería ver quién poseía el hilo del mismo color que su amado Jimin...
Amado...
Amado...
Ahora se daba cuenta mientras lagrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
Se había enamorado de Park Jimin...
Park Jimin le había mostrado un sentimiento desconocido.
Park Jimin le había enseñado esa cosa maravillosa que nunca antes había sentido.
Pero ahora tenía que enlazar el destino de ese mismo Park Jimin, al de otro ser humano.

—Aquí estás. ¿Por qué huiste?— preguntó el pelinegro mientras respiraba con dificultad. Se notaba que había estado corriendo y que el deporte no era lo suyo.

—Déjame solo. Necesito pensar algunas cosas.  Nunca antes te he dicho esto, pero por favor vete — expresó aquel ser con el pecho hinchado de ansiedad y nervios. Mantenía aún su misma postura, sin abrir sus ojos humedecidos. Unos ojos que Park Jimin amaba ver.

—¿Por qué tienes los ojos cerrados?

—No te importa, vete.— Su voz se quebró y una lágrima se le escapó. Escuchar la melodiosa voz de aquel humano no estaba ayudando en nada. Sólo lo deprimía.

—¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? No creí que lloraras.

—Tampoco yo.

—Oh, vamos, ábrelos. ¿Sí? Vamos, vamos, vamos... Jeon Jungkookie~ Jeon Jungkookie~

Y los abrió porque nunca podría negarse a una petición de Park Jimin.
Jamás podría decirle que no cuando rogaba con aquella encantadora voz. Menos cuando ponía ese tono tan infantil.

Pero no debió hacerlo.

En ese momento, alguien chocó contra Jimin, un hombre que poseía un hilo color celeste.

—Lo siento, lo siento, ¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes— respondió Jimin sonrojado.

Y Jungkook entonces lo supo.

—Jimin... una promesa es una promesa ¿verdad? Sí vi cómo se conocieron. Qué extraño. El proceso será al revés.

—¿Ah?

Y entonces lo hizo. Jimin no podía verlo, el sujeto a su lado tampoco, pero Jeon Jungkook acababa de enlazar los hilos de dos personas, cumpliendo así con su deber.
Porque aunque quemara, aunque desgarrara, aunque se sintiera morir, no podía negarle aquella felicidad a Jimin.
Porque absolutamente nadie en el mundo, ni en ningún otro mundo, merecía tanto ser feliz, como Park Jimin.

—Nos vemos, primer y único amor.

Y se alejó deseando reencarnar como un humano en su próxima vida. Como un humano cuyo hilo estuviera unido a un maravilloso chico llamado Park Jimin.

Y tal vez... solo tal vez... su deseo se iba a hacer realidad muy pronto. Y quizá no en otra vida, quizá no con otro Park Jimin. Quizá con el mismo Park Jimin que aunque había sido unido a su alma gemela, no podía dejar de pensar en aquel ser con ojos de diferente color.

Porque el destino podía ser muy cruel en ocasiones... pero para seres como Jungkook que sacrificaban su propia felicidad por la de alguien más... el destino podía llegar a ser un gran aliado.

Entonces... solo era cuestión de esperar.

Hilos del destino [Two Shot JKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora