Mi sueño, tu deseo

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Era ya de noche, y en el Dormitorio Fresa todas las alumnas se encontraban en los brazos de Morfeo. En una de las habitaciones, dormían una pelirroja y una chica de cabello plateado. Las mantas de la cama cubrían su desnudez; por primera vez habían expresado su amor de forma física y ahora descansaban plácidamente tras el esfuerzo.

En medio de su siesta, la pelirroja comenzó a ver imágenes en su cabeza. No sentía miedo ni inquietud; todo lo contrario, una sensación de calma la invadía, en especial cuando vio el paisaje que la rodeaba.

―Esto es cerca del invernadero de la Étoile ―se dijo.

Rastros de una fina neblina se dejaban ver en el ambiente, pero nada que le impidiera a la muchacha distinguir su ubicación. Con mucha serenidad, comenzó a caminar y entró al invernadero, dejando cerrada la puerta.

―Me pregunto si Shizuma-sama estará aquí.

No encontró a su amada, aunque sí percibió un sonido, el de agua corriendo. Guiada por la curiosidad, la pelirroja decidió explorar para encontrar la fuente y, tras unos minutos de búsqueda, finalmente la encontró: una chica de cabello negro con un moño rosa regaba las plantas con una regadera que tenía en las manos. Ella no tardó en darse cuenta de la nueva presencia en el invernadero, por lo que dejó de hacer lo suyo y se enfocó en la recién llegada.

―Buenos días ―dijo la pelirroja con timidez.

―Buenos días ―respondió la aludida con una gran sonrisa en su rostro―. Aunque siendo más exacta, es madrugada en el lugar del que vienes.

La pelirroja se veía algo avergonzada. Su acompañante, por otro lado, soltó una risita.

―Tranquila, no pasa nada ―dijo la pelinegra queriendo bajar la tensión―. A veces es difícil distinguir cuándo estás en un sueño y cuándo en la realidad, Nagisa.

―Bueno..., eso creo... ¡¿Eh?! ¡¿Cómo es que... que... que sabes mi nombre?!

La chica la miró fijamente y sonrió.

―Desde hace algún tiempo las he estado viendo a ti y a Shizuma. Me alegra ver que les va bien.

La curiosidad embargaba a Nagisa: ¿quién era aquella joven? ¿Cómo sabía su nombre? ¿Cómo era eso de que las vigilaba a su novia y a ella?

―Disculpa, pero ¿quién eres tú?

―Mi nombre es Kaori, Kaori Sakuragi. De seguro Shizuma ya te habló de mí.

La cara de sorpresa de Nagisa no tenía parangón. Por supuesto que sabía quién era Kaori.

―O sea... que tú eres...

―La novia anterior de Shizuma... hasta que mi enfermedad me alejó de ella para siempre.

La pelirroja agachó la mirada casi como con culpa.

―Nagisa, ¿qué ocurre?

―Lo siento.

―¿Por qué?

―Tal vez pienses que estoy ocupando tu lugar.

―¿En serio creías que me iba a molestar? ―preguntó civilizadamente―. Es más, me alegra que lo hagas.

Nagisa se sorprendió de oír aquello.

―¿Eh?

―He visto cuánto cambió Shizuma después de que me fui, y también cómo lo hizo después de conocerte; está volviendo a ser la chica que recuerdo. La verdad es que quería hablar con ella en sueños como lo estoy haciendo contigo ahora, pero como su corazón estaba cerrado, no pudo escucharme nunca. Ahora que tú eres su novia, preferí conversar contigo.

Mi sueño, tu deseoWhere stories live. Discover now