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-Por última vez JongDae, tienes hasta hoy en la tarde para reaocomodar esa habitación, sino despídete de tu viaje.

-Si, como sea, no molestes más ¿Quieres?-Dijo tras cerrar la puerta frente a su madre quién dejó gritando sola por la clara falta de respeto.

Gracias al nuevo matrimonio de su madre; HyoYeon, JongDae no solo estaba obligado a compartir su habitación, sino su casa entera con sus tres nuevos hermanos y padre.

El no entendía como su hermana y madre estaban tan entusiasmadas, pero si estaba claro el porque, ellas no compartirían su espacio personal con un total desconocido como JongDae.

De hecho, eso le era lo más frustrante; su madre se había casado con un tipo con tres hijos a quienes no conocía ni por fotos, para que en cuestión de días gracias a eso, el estuviera obligado a dejar a su novia, amigos, escuela y prácticamente toda su vida en Japón, para regresar a otro país y vivir con cuatro desconocidos , y particularmente dormir con uno.

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La alarma sonó y JongDae se despertó con un súbito sobresalto, sumido en la oscuridad de su habitación. Parpadeó varias veces, confundido por la falta de luz que normalmente indicaba el amanecer. Su mente trataba de comprender cómo había llegado a quedarse dormido sin darse cuenta.

Con movimientos torpes, buscó su teléfono en la mesita de noche y lo encendió. La pantalla brillante iluminó su rostro con una luz azulada, revelando las cinco y veintisiete de la madrugada.

Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero a la vez suspiró con alivio. No llegaría tarde a clases en su nueva escuela.

"MinSeok..."

Como un rayo, el nombre del muchacho con quién se suponía que a partir de ayer comenzaría a compartir habitación, le llegó como un susurro a la mente. Podía no conocerlos físicamente, pero al menos sus nombres si sabía.

JongDae se incorporó lentamente y de reojo vio que la otra cama para su sorpresa y decepción, yacía sola y tendida. Se calmó al ver el cuarto exactamente como lo había dejado antes de dormirse descaradamente. Tendría tiempo para ordenarlo y así evitar un regaño de su madre. El cuarto olía diferente, pero al parecer nadie había llegado esa noche. ¿Algo les pasaría?

A pesar de su evidente desagrado con el nuevo matrimonio de su madre, eso no quitaba la intriga de conocer a esa nueva gente. El siempre deseó a un hermano y a otro padre, pero no los quería obtener de esa manera. Así que con el hambre como excusa, salió del cuarto directo a la cocina dónde se escuchaban ruidos para saber si realmente nadie había llegado anoche.

Para su grata sorpresa, su madre HyoYeon y su hermana HyunBin, no estaban solas en la cocina, estaban con sus dos nuevos hermanos menores: quienes eran mellizos; SunMi y BamBam.

-Buenos días...-Tartamudeó. ¿Buenos días fue lo mejor que se le había ocurrido? Se sintió estúpido al hablar tan entorpecidamente. Jamás en su vida había dicho eso ni a su propia familia.

-¿Buenos días?-Preguntó incrédula su madre-Mejor siéntate y traga antes de que te golpeé, que ayer ni siquiera saliste a recibir a nadie y no me tienes nada contenta.

-Buenos días JongDae, soy SunMi, mucho gusto-Saludó con una extraña sonrisa. BamBam ni siquiera se inmutó con la presencia de JongDae. Aún así, este devolvió el saludo a su nueva hermana.

El ambiente en la mesa del desayuno era incómodo y silencioso. Compartían escasas palabras y eran más los sorbos del jugo que se escuchaban que otra cosa. El aroma del aceite quemándose dio una escapatoria para todos en la mesa, HyoYeon aliviada tuvo una razón para levantarse y ocuparse con el, los mellizos junto a HyunBin se levantaron casi simultáneamente a cambiarse, mientras que JongDae decidió quedarse en la mesa.

¡ESCÚCHAME! •ChenMin• [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora