Y Mercedes despertó instantáneamente. La canción retumbaba en su cabeza como cuchillos despedazando sus tímpanos. La reproducía algo metido en sus oídos. La melodía no era nada especial; sonaban un bombo y una trompeta al mismo tiempo durante dos segundos, una única nota musical grave, acompañados de un piano que marcaba una nota aguda en el intervalo de esos dos segundos.
Estaba nerviosísima, pasó rápidamente de estar tumbada en el suelo a incorporarse de rodillas. No vio nada al abrir los ojos, estaba todo oscuro. Rápidamente se llevó las manos a las orejas para darse cuenta de que estaban tapadas por algún tejido.
¿Pero qué ocurre...? –Pensó Mercedes.
No lo comprendía. Palpó alrededor de sus orejas y descubrió que tenía vendada toda la cabeza, excepto los orificios respiratorios. La canción seguía sonando y le provocó un ataque de histeria; Comenzó a arrancarse el vendaje brutalmente, las manos húmedas le ayudaron bastante en el agarre. Dio un grito que retumbó dentro de su ser y se detuvo un momento al percatarse de que eran vendas adhesivas y estaba arrancándose parte del pelo y la piel; pero la música sonaba demasiado alto, era inaguantable, continuó arrancándose toda la parte izquierda de la cabeza hasta dejar la oreja al descubierto.
Sacó a toda prisa un auricular inalámbrico que tenía metido, arañándose parte de la oreja y lo lanzó al suelo con ímpetu. La canción seguía sonando fuera de sus oídos, esta vez hacía eco, estaba en algún habitáculo cerrado.
¿Pero qué es esto? ¿Dónde estoy? –Pensó mientras soltaba sus primeras lágrimas.
La música se detuvo en el auricular derecho y en la sala.
Mercedes comenzó a berrear de impotencia. Estaba alucinando, se había vuelto loca, se había arrancado parte del pelo con tal de quitarse esa canción de la cabeza y, después del sacrificio, la canción seguía sonando afuera. Lanzó un grito que hizo retumbar la sala donde se encontraba.
Pasados diez segundos, la música volvió a sonar.
Al instante se reactivó su histeria para arrancarse, entre gritos inaudibles y lágrimas de dolor, el resto del vendaje adhesivo que quedaba. Iba lanzando al suelo los restos de cinta acompañada de pellejos ensangrentados. Por fin se quitó el auricular derecho y lanzó un grito de desahogo.
El volumen era tan alto que cada vez que sonaba el bombo le retumbaba el corazón, la música le inundaba el cuerpo entero.
- ¡¿Por qué?! –Gritó.
Casi no podía oírse ni a sí misma. Volvió a llorar desconsoladamente. Mientras tanto decidió moverse, hacer algo. Entonces descubrió dos cosas: estaba desnuda y el suelo estaba inundado de agua que le cubría los pies. Palpó un poco su cuerpo.
¿Dónde está mi ropa? ¡Estoy totalmente desnuda!
Se levantó del suelo apoyando la mano derecha. Comenzó a andar a ciegas con las manos adelantadas intentando llegar a alguna pared. Se golpeó la rodilla con algún tipo de mueble resistente, por lo que resbaló y cayó al suelo de costado.
La música se detuvo.
Lanzó otro grito desconsolado mientras lloraba, pero este sí que retumbó en toda la sala.
- ¡Por favor, que esto pare ya! –Imploró cubriendo su rostro con ambas manos.
De repente el agua comenzó a subir abruptamente. Mercedes se levantó del suelo rápidamente para no ahogarse. El agua estaba a punto de llegarle hasta las rodillas y se detuvo al mismo tiempo que la música volvía a sonar.
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RELATO: La música comenzó
HorrorAño 2015. Suspense, Terror, Música. Concurso relato limitado a 2000 palabras.