"No muerdo"

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Llegó el lunes, un día soleado, lleno de ese ambiente primaveral que se podía disfrutar en las calles y avenidas de la ciudad. Me encaminaba hacia mi trabajo, en el transcurso, observaba como las plantas y arbustos estaban llenas de vivos colores gracias a las flores en los jardines de las casas y como los pajaritos revoloteaban y entonaban bellas melodías.

Normalmente los lunes no eran días de mucho trabajo en el negocio, así que la mayor parte del tiempo lo dedicaba en alistar todo lo necesario para la semana.

Cada día que pasaba trabajando en el local me convencía de haber nacido para esto, me encantaba lo que hacía y al parecer a los clientes también, cada sonrisa que recibía después de entregar un trabajo bien hecho, cada felicitación que recibía por el servicio recibido, me llenaba de orgullo y me motivaba.

En aquel tiempo no lo veía de esa forma, y en parte esto también ayudaba a no pensar en Sebastián, teniendo la mente totalmente enfocada en el trabajo.

El día transcurrió como cualquier otro, tranquilo y lento. Eran cerca de las 3 de la tarde cuando recordé a un joven de cabellera castaña y ojos color miel que prometió venir a visitarme al rededor de esa misma hora, el simple acto de ver el reloj produjo nerviosismo dentro de mí. Mi corazón comenzó a latir apresuradamente, en mi estómago se agolparon todas las emociones y mis manos comenzaron brillar por las finas gotas de sudor que brotaban de mi piel.

Me sorprendí de mí misma, ni siquiera estaba presente Iván y mi cuerpo reaccionaba alocadamente, no podía imaginar como estaría con su presencia.

-hola Mandy!- su cabeza asomada por la puerta del local hizo notar físicamente su presencia haciendo que saliera del ensimismamiento en el que me encontraba, clavó sus hermosos ojos color miel en lo míos mostrando su perfecta sonrisa. Mi corazón se detuvo una milésima de segundo, pero sólo para dar paso a palpitaciones más intensa.

-hola!- saludé apresuradamente tomando de no sé donde las suficientes fuerzas para que mi voz no temblara y él notara lo nerviosa que estaba.

-¿cómo estás?- preguntó acercándose con pequeños pasos tímidos.

-muy bien gracias! ¿Y tú?- pregunté sin retirar mis ojos de los suyos.

-que bueno, yo también estoy muy bien gracias...- contestó desviando la mirada al banco que estaba frente al mostrador dudoso de sentarse.

-siéntate!- animé sonriendo, pero pareció más una orden que una invitación.

-gracias!- contestó regalándome otra hermosa sonrisa mientras tomaba asiento. Podría acostumbrarme a esa perfecta sonrisa y a esa mirada tan intensa.

Estuvimos unos minutos en silencio mirando hacia la calle, no era un silencio incómodo, lo describiría más como un silencio ansioso, un silencio inquieto, un silencio a la espera de ser sustituido por intercambio de palabras.

Por suerte, él fue el primero en hablar:

-¿te digo algo?- preguntó entre avergonzado y entusiasmado.

-ammm, sí, claro...- respondí dejándome caer en mi silla.

-no he dejado de pensar en ti...- y antes de bajar la cabeza ante su confesión mostró una ligera sonrisa.

No sabía que decir, yo tampoco había dejado de pensar en él, pero era muy pronto como para que una chica "confesara y admitiera ese tipo de cosas".

-¿de verdad?- pregunté sintiéndome con el ego hasta el cielo.

-sí, eres hermosa... Y no hablo solamente en el aspecto físico.- contestó levantando el rostro y clavando su mirada en mis ojos. En ellos reflejaba sinceridad, inspiraban confianza y extrañamente paz, al mirar sus pupilas, mis palpitaciones fueron cediendo hasta regularse, sentía como si mi alma se desprendiera de mi cuerpo y flotara en el aire, ya no era dueña de mi cuerpo ni de mi mente; perdida en su mirada no podía reaccionar, intentaba contestar pero no tenía control de mis labios, mis ojos seguían conectados a los suyos, no podía desviar la vista, me tenía anclada a su iris color miel, un hermoso y profundo iris lleno de variaciones de ese color. De pronto algo deslumbrante atrajo mi completa atención devolviendo mi alma a mi cuerpo, su sonrisa.

Siempre nuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora