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Capítulo siete. –Let me die.

Parte I

El lunes a la mañana fue una tortura para Anna.

La noche del domingo, ella deseo que el tiempo se detuviera ahí, y que sea siempre de noche, o que el fin del mundo se produjera en ese mismo momento pero nada pasó. ...

Alissya le llamó al teléfono unas diez veces y Anna, contestó a la décima vez.

La rubia le contó que Sandy no estaba en el Instituto, le había preguntado a la mayoría de los Estudiantes, y ella también recorrió la escuela entera, y no se encontró con ella, ni con sus clones.

Anna seguía teniendo medio, su estómago se retorcía cada vez que pensaba en aquello.

Después de veinte minutos de dar vuelta por toda su habitación, buscó ropa para cambiarse.

Un pantalón negro y una remera del mismo color que decía “New York City”, tomó sus converse blancas, y se las colocó.

En cinco minutos empezaría su clase, y recién salía de la casa, no iba a llegar. Sus ánimos estaban por el suelo, y la idea de que si llegaba a ir le lastimarían, no era buena. Así que todo estaba en su contra.

Acomodó su morral, la cinta que le atravesaba el pecho, le molestaba… Y sus anteojos, igual. Aún no le dieron los nuevos lentes de contacto que encargó, los otros estaban por algún lado del salón, era imposible encontrarlo.

Tenía los ojos de su madre, y esa era una de las tantas razones por las que no le gustaban. Le recordaban a ella, y eso significa sentir pena, dolor, y sufrir porque no está más.

Entre pensamientos, y discusiones con su mente, llegó a la escuela.

Hace quince minutos que la clase había empezado.

La mandarían a castigo si entraba ahora pero, prefería eso antes de encontrar a Sandy con sus clones intentando pegarle.

Cuando sintió una mano en su hombro, un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Se tensó, rogó que no fuera Sandy, y así fue…

Era Harry. Anna rodó los ojos cuando le vio con una sonrisa maliciosa en la cara. Movió su hombro quitando la mano de él.

—Has venido, perrito. —Le acarició la cara y le sonrió.

Y ahí fue cuando Anna empezó a temblar.

Estaban en medio del pasillo que conectaba a todos los otros.

Por uno de estos, salió Sandy con sus clones, quienes estaban vestidas con su uniforme de porristas.

Sandy se acercó a su novio, y le besó, se veía ambas lenguas jugar una con la otra. Harry le tocó el trasero, levantando su vestido, y ella, llevó sus manos por debajo de su remera.

Se despidieron, y Harry miró a Anna una última vez para luego, darse media vuelta e irse por un pasillo.

—Que valiente que resultaste ser, Anna. —Dijo Sandy caminando alrededor de ella con los brazos cruzados por su pecho.

Anna respiró profundamente.

« No. Por favor. No. »

—De todas maneras, si hoy no venías al Instituto, te iríamos a buscar.

— ¿Qué van a hacerme?

—Algo que te quedará marcado de por vida, cielo.

{…}

La mochila de Anna estaba tirada en el piso cuando Alissya la encontró. Cuando alzó la vista vio a Harry caminando con sus manos en los bolsillos, tomó el morral de su amiga y caminó hacía él. Le pegó con el mismo en medio del pecho.

Let Me Die. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora